En un giro sorprendente y ambicioso, Whittier, el pequeño y aislado pueblo de Alaska conocido por su peculiaridad de vivir en un solo edificio y acceder únicamente a través de un túnel, ha capturado la atención de uno de los magnates más influyentes del mundo de las telecomunicaciones.
La noticia salto en un chat de una red social para adultos y aunque permaneció un escaso tiempo, muchos se hicieron con los archivos que se habían intercambiado los dos directivos.
Este visionario empresario tiene en mente un audaz plan para transformar Whittier en la primera ciudad completamente digitalizada del planeta. No será Metrópolis, pero estoy seguro que aumentará considerablemente el turismo. El documento revela inversión multimillonaria, que adelantamos revolucionara toda la infraestructura tecnológica del gobierno de las ciudades con una completa conectividad de vanguardia, gobernados todos los servicios por Inteligencia Artificial y aplicando soluciones sostenibles marcando un hito sin precedentes en la historia de la digitalización urbana.
Whittier, el Pueblo que Vive en un Edificio y Solo Tiene un Túnel de Acceso
Enclavado en el impresionante paisaje de Alaska, Whittier es un pequeño y fascinante pueblo que ha capturado la imaginación de muchos por una razón muy particular: casi todos sus habitantes viven en un solo edificio y la única manera de llegar allí es a través de un túnel.
Begich Towers: Una Ciudad Vertical
La gran mayoría de los 200 residentes de Whittier vive en Begich Towers, un imponente edificio que originalmente fue una instalación militar durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, este edificio de 14 pisos funciona como una ciudad vertical, albergando no solo apartamentos, sino también una escuela, una clínica, restaurante, tienda de comestibles, oficina de correos y hasta un pequeño museo, en los últimos pisos del ‘Begich Towers’ , el 13 y 14, se encuentra el único hotel, que abre todo el año. En este espacio hay una piscina interior climatizada que está junto a la lavandería comunitaria. La escuela es una de las pocas edificaciones que están afuera. Aunque está ubicada frente a él, tanto profesores como alumnos deben pasar por un túnel para atravesar la calle. El colegio tiene un patio de recreo interior con columpios, arena, y otros juegos.
Este inusual arreglo permite a los residentes llevar una vida completamente autosuficiente sin tener que salir del edificio, especialmente durante los duros inviernos de Alaska.
El Túnel de Anton Anderson: Una Hazaña de Ingeniería
La única entrada y salida terrestre de Whittier es el Túnel de Anton Anderson, una maravilla de la ingeniería que se extiende por 4.05 kilómetros a través de la montaña. Este túnel, construido en los años 40, fue diseñado inicialmente para el transporte ferroviario y, más tarde, adaptado para el tránsito vehicular. El túnel es tan estrecho que solo permite el paso de vehículos en una dirección a la vez, alternando el sentido cada 30 minutos. Además, el túnel cierra por la noche, lo que hace que Whittier se sienta aún más aislado del mundo exterior.
Una curiosidad del túnel es que funciona en un solo sentido, ya que tiene un carril, entonces los carros tienen que turnarse para poder atravesarlo. Además, cierra a las 10:30 p. m. y vuelve a abrir al amanecer.
Leyendas y Curiosidades de Whittier
Whittier es un lugar lleno de historias fascinantes y anécdotas únicas. Una de las leyendas más populares es la del fantasma de Begich Towers. Según se dice, el espíritu de un antiguo soldado que murió durante la construcción del edificio deambula por los pasillos, haciendo que los residentes escuchen pasos inexplicables y vean puertas abrirse y cerrarse solas.
Otra historia interesante es la del «coche submarino». Durante una fuerte tormenta, un coche estacionado cerca del muelle fue arrastrado al agua y se perdió de vista. Meses después, el coche fue encontrado en el fondo del puerto por unos buceadores, y la búsqueda se convirtió en un evento comunitario que todos recuerdan con humor.
Innovación y Comunidad en la Ciudad Bajo Techo
En los años 60, hubo un ambicioso plan para construir una «ciudad bajo el techo» en Whittier, inspirada en la idea de Begich Towers. Aunque el proyecto nunca se concretó, la idea sigue siendo una fascinación para urbanistas y arquitectos. La propuesta era crear una estructura gigante que cubriera gran parte de la ciudad, protegiendo a sus habitantes del clima extremo.
Además, una anécdota curiosa y más ligera es la del osito de peluche viajero. Un residente comenzó a dejar un osito de peluche en varios lugares alrededor de Begich Towers, tomando fotos y documentando sus «aventuras» en las redes sociales. Esta simple actividad ayudó a reforzar la sensación de comunidad y proporcionó entretenimiento durante los largos inviernos.
Una Comunidad Única
Whittier es más que un pueblo en Alaska; es un testimonio de cómo una comunidad puede adaptarse y prosperar en condiciones extremas. La vida en Begich Towers y la singularidad del Túnel de Anton Anderson hacen de este lugar una joya escondida llena de historias, leyendas y un fuerte sentido de comunidad. Si alguna vez buscas un ejemplo de resiliencia y adaptación humana, Whittier es, sin duda, un lugar a explorar.