sábado, diciembre 14, 2024

Paraísos fiscales y digitales para realizar estafas informáticas

Angel Bahamontes
Angel Bahamonteshttps://antpji.org/
Presidente de la Asociación Nacional de Tasadores y Peritos Judiciales Informáticos

El concepto de paraísos fiscales es complejo y varía ampliamente según las definiciones y criterios adoptados por diferentes autoridades y organismos. Generalmente, se refieren a países o territorios que ofrecen impuestos mínimos o inexistentes, además de leyes que priorizan la privacidad y la opacidad financiera. Aunque estos lugares son conocidos por su baja fiscalidad, también son puntos de interés para actividades como el lavado de dinero y la evasión fiscal.

Aunque las cifras exactas del capital que circula a través de los llamados paraísos fiscales son difíciles de determinar, se estima que entre el 8% y el 10% de la riqueza financiera mundial, unos 9 billones de euros, se oculta de las administraciones fiscales mediante complejas estructuras jurídicas y económicas que hacen estos fondos prácticamente invisibles. La lista de países que tienen la consideración de jurisdicciones no cooperativas lo componen:

Anguila, Bahréin, Barbados, Bermudas, Dominica, Fiji, Gibraltar, Guam, Guernsey, Isla de Man, Islas Caimán, Islas Malvina, Islas Marianas, Islas Salomón, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes Británicas, Islas Vírgenes de Estados Unidos de América, Jersey, Palaos, Samoa, por lo que respecta al régimen fiscal perjudicial (offshore business), Samoa Americana, Seychelles, Trinidad y Tobago y Vanuatu.

Subrayar que estar listado como paraíso fiscal no significa necesariamente violar leyes internacionales, sino que ofrecen regímenes que permiten una considerable reducción de cargas fiscales.

Paraísos Digitales y el Desafío de su regulación:

Internet, por su naturaleza abierta y global, presenta barreras de entrada muy bajas y, a menudo, escapa a una regulación efectiva. Esto ha convertido el espacio digital en un terreno fértil para el comercio electrónico y las estafas informáticas, movilizando más de 50 billones de euros anualmente. Tales cifras destacan cómo Internet puede actuar como un «paraíso fiscal digital», donde las operaciones escapan al control fiscal tradicional.

Empresas de renombre como Zara, al adentrarse en el comercio electrónico, se suman a gigantes como Google, Facebook, LinkedIn y Twitter, además de innumerables startups y empresas tecnológicas que aprovechan las ventajas de jurisdicciones como Irlanda y Estados Unidos. Estos países no son paraísos fiscales per se, pero han sabido adaptarse a la dinámica de Internet, realizando apuestas estratégicas que respetan su naturaleza descentralizada y su capacidad para disolver fronteras administrativas y reguladoras.

En paralelo, han emergido los denominados «Paraísos Digitales», que son países cuyas legislaciones son laxas o ineficaces en el manejo de delitos cibernéticos, como las estafas informáticas. Un claro ejemplo de esta problemática se observa cuando servidores ubicados en estos paraísos digitales escapan al alcance regulatorio de países como España. El nuevo Real Decreto Ley sobre seguridad digital en España estipula que todos los servidores que manejen datos de las administraciones públicas deben localizarse dentro de la UE, y no en estos paraísos digitales.

La laxitud en estos países a menudo se debe a la falta de recursos, legislaciones obsoletas y una aplicación ineficiente de las leyes existentes, lo que los hace vulnerables o atractivos para actividades delictivas en línea. Países como Ucrania, Nigeria y Rusia son ejemplos notorios donde, a pesar de la existencia de regulaciones, su aplicación es inconsistente y a menudo insuficiente.

La ANTPJI señala a varios países como posibles «paraísos digitales» debido a su legislación menos rigurosa en materia de delitos cibernéticos. Este fenómeno subraya la necesidad urgente de una cooperación internacional más fuerte y de un marco legal que pueda adaptarse rápidamente a la evolución de la tecnología y las tácticas de los ciberdelincuentes.

  • Ucrania: A menudo citada en estudios de seguridad cibernética como un lugar con actividad significativa de delitos informáticos y capacidad limitada de aplicación de la ley cibernética.
  • Nigeria: Conocida por las «estafas nigerianas» de phishing y otras formas de fraude cibernético, aunque ha habido esfuerzos por mejorar la legislación y su aplicación, es el país elegido por los Ciberdelincuentes para realizar sus actos
  • Rusia: La legislación existe, pero la aplicación es inconsistente, especialmente si las víctimas están fuera del país.
  • Indonesia: Las leyes de ciberseguridad están en desarrollo, pero se enfrentan a numerosos desafíos en términos de capacidad de aplicación efectiva.
  • Filipinas: A pesar de tener leyes que abordan el crimen cibernético, la aplicación es un desafío.
  • Vietnam: Tiene leyes sobre delitos cibernéticos, pero la aplicación sigue siendo un desafío y el país ha sido citado como fuente de actividades cibernéticas maliciosas.

El término «Paraísos Digitales “no es ampliamente reconocido de forma oficial y puede variar según la percepción y la experiencia específica con el crimen cibernético en cada región.

Tanto China como Estados Unidos tienen situaciones complejas y distintas en cuanto a la legislación y aplicación de leyes relacionadas con delitos informáticos, incluyendo estafas en línea.

China: China tiene un marco legal estricto y abarcativo que regula los delitos informáticos, incluidas las estafas en línea. El país ha implementado leyes severas contra el cibercrimen y ha reforzado su aplicación en los últimos años. Sin embargo, debido a su vasta infraestructura digital y la gran cantidad de usuarios en línea, sigue siendo un lugar con una cantidad significativa de actividades de cibercrimen. Es importante destacar que China también enfrenta críticas por censura y por monitoreo extensivo de internet, lo cual impacta en cómo se regulan y se perciben las actividades en línea dentro del país.

Estados Unidos: Estados Unidos posee una de las legislaciones más avanzadas y estrictas en materia de cibercrimen en el mundo. El país tiene leyes bien establecidas y agencias dedicadas a combatir el cibercrimen, como el FBI y la Cybersecurity and Infrastructure Security Agency (CISA). Sin embargo, el tamaño y la sofisticación de su economía digital también hacen que EE. UU. sea un objetivo primordial para los ciberdelincuentes, tanto nacionales como internacionales. La aplicación de las leyes es efectiva, pero, dada la magnitud de la economía digital, sigue es un desafío constante mitigar todos los delitos cibernéticos eficazmente.

México: ha avanzado en la legislación de cibercrimen con leyes que penalizan diversas formas de delitos informáticos, pero se enfrenta a desafíos en la aplicación efectiva de estas leyes debido a limitaciones de recursos, capacitación y coordinación entre agencias. La infraestructura tecnológica en crecimiento y una gran población en línea también hacen que México sea un objetivo atractivo para los ciberdelincuentes, tanto nacionales como internacionales.

Portugal: como miembro de la Unión Europea, sigue las directrices y regulaciones de la UE en cuanto a cibercrimen, lo que significa que tiene un marco legal bastante desarrollado y actualizado en relación con los delitos informáticos. Sin embargo, como en muchos países, los desafíos persisten especialmente en la velocidad de respuesta y en la sofisticación tecnológica para enfrentar ciberataques cada vez más avanzados.

Países de América Latina: en América Latina varía significativamente de un país a otro. Algunos países, como Chile y Brasil, han establecido leyes específicas y agencias dedicadas para abordar el cibercrimen de manera más efectiva. Sin embargo, todos siguen enfrentándose a retos importantes debido a la falta de recursos, capacitación especializada y cooperación internacional en la materia. La legislación puede ser adecuada en los libros, pero la aplicación y la conciencia sobre la seguridad informática aún están en desarrollo. La capacitación continua, la inversión en tecnología y la cooperación internacional son clave para mejorar la capacidad de estos países para manejar y reducir el cibercrimen.

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