La revolución de la inteligencia artificial ha entrado de lleno en nuestras conversaciones cotidianas. Ya no se limita a asistentes de voz, algoritmos de recomendación o motores de búsqueda. Ahora, se ha colado directamente en la herramienta más íntima de comunicación digital: WhatsApp. Y lo ha hecho de una forma que, para muchos, representa más una amenaza que una ventaja.
Una nueva función llamada Meta AI ha sido activada por defecto en la popular app de mensajería de Meta (la antigua Facebook). Su presencia se delata por un discreto, pero inquietante, círculo azul en la parte inferior de la pantalla. Lo que a simple vista podría parecer una mera funcionalidad estética, ha encendido todas las alarmas en los despachos de los expertos en privacidad, en las asociaciones de ciberseguridad y en las instituciones reguladoras. Entre ellas, la ANTPJI (Asociación Nacional de Peritos Judiciales Informáticos), que ya ha emitido un contundente comunicado: “Recomendamos desactivar Meta AI en WhatsApp. Por tu seguridad.”
Pero, ¿qué hay realmente detrás del círculo azul? ¿Estamos ante una evolución natural de la mensajería o ante un nuevo modelo de extracción masiva de datos bajo la apariencia de asistente digital?
Un «asistente» que no puedes apagar
El asistente Meta AI está basado en la última tecnología de lenguaje generativo propiedad de OpenAI y Meta, integrado en WhatsApp, Messenger, e incluso Instagram. Su objetivo declarado: facilitarte información, ayudarte a redactar mensajes, crear contenido o responder dudas directamente desde el chat.
Pero a diferencia de tus conversaciones personales —que se mantienen cifradas de extremo a extremo— lo que compartes con Meta AI sí puede ser almacenado, analizado y utilizado para mejorar el modelo. En otras palabras: alimentas el sistema con tus propios datos, incluso aunque solo escribas un simple “hola”.
Y no puedes desactivarlo. Ni desde los ajustes. Ni con un comando. Ni siquiera si te opones expresamente. La funcionalidad viene impuesta, aunque aún no haya llegado a todos los dispositivos.
Privacidad: la gran ausente en la era de la IA embebida
La principal crítica radica en la opacidad de su funcionamiento. Según explican desde la ANTPJI, “la activación unilateral de un asistente de inteligencia artificial, sin consentimiento previo, sin cifrado de extremo a extremo y sin posibilidad de desactivación, vulnera principios básicos de privacidad”.
Este tipo de integraciones plantean graves interrogantes legales:
- ¿Dónde se almacenan los datos que recopila Meta AI?
- ¿Qué protección tienen frente a filtraciones o usos indebidos?
- ¿Cómo se distingue una consulta voluntaria de una activación accidental?
- ¿Puede la empresa utilizar esa información para fines comerciales?
La ausencia de transparencia no solo afecta a la confianza del usuario. Puede suponer una infracción directa del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea, particularmente en lo relativo al consentimiento explícito y al tratamiento de datos sensibles.
El debate sobre la privacidad no es una paranoia exagerada. Solo hay que mirar lo ocurrido con plataformas como OnlyFake, un sitio de la dark web capaz de generar hasta 20.000 documentos de identidad falsos al día con ayuda de inteligencia artificial.
DNI, pasaportes y licencias de conducción con apariencia totalmente realista, vendidos por apenas 14 euros. ¿El resultado? Fraudes masivos, robos de identidad, estafas bancarias y evasión de controles de verificación.
Y ahora, con la IA incrustada directamente en nuestras apps de mensajería, la frontera entre utilidad y riesgo se difumina peligrosamente.
En Europa, el despliegue de Meta AI ha sido recibido con escepticismo. En países como Alemania, Francia o España, las agencias de protección de datos ya están estudiando si la integración vulnera las leyes comunitarias.
La ANTPJI ha solicitado a la AEPD (Agencia Española de Protección de Datos) que evalúe la legalidad de este despliegue y exija la implementación de medidas de desactivación voluntaria. Asimismo, plantea la necesidad de etiquetar claramente las conversaciones con IA y limitar su uso en grupos donde puedan participar menores o personas con necesidades especiales.
Recomendaciones prácticas para protegerte
Ante la imposibilidad actual de eliminar el círculo azul o desactivar Meta AI por completo, la ANTPJI propone una serie de medidas urgentes:
- Evita cualquier interacción con el asistente. No pulses el círculo azul ni menciones a @MetaAI en ninguna conversación.
- Archiva o elimina el chat de Meta AI, si se ha generado por error.
- No compartas información sensible. Recuerda que los datos no están protegidos como los del resto de tus chats.
- Revísalo todo en “Ajustes > Privacidad” y reduce al mínimo la visibilidad de tu perfil, estado y conexión.
- Usa alternativas seguras como Signal o Threema para conversaciones críticas.
- Desactiva permisos adicionales en Android/iOS que puedan dar acceso a tu micrófono, localización o archivos.
- Solicita a Meta el derecho de oposición al uso de tus datos en IA (art. 21 del RGPD).
El ingeniero Borys Musielak, quien recientemente recreó un pasaporte falso en cinco minutos usando ChatGPT-4o, fue tajante: “La única vía viable es el uso de billeteras digitales de identidad verificadas, como exige la Unión Europea.”
Esta propuesta, incluida en el marco del proyecto eIDAS 2.0, establece credenciales digitales descentralizadas y firmadas criptográficamente, que serían imposibles de falsificar mediante inteligencia artificial.
Mientras tanto, las empresas deberán tomar decisiones críticas. ¿Privacidad o funcionalidad? ¿Control o conveniencia? ¿Seguridad real o asistente virtual?
Meta AI es una muestra poderosa de lo que la inteligencia artificial puede hacer hoy. Pero también de lo que puede deshacer: la confianza, la privacidad y el consentimiento consciente de los usuarios.
En Tecfuturo no nos oponemos al progreso. Pero exigimos que se dé con garantías. Porque si el precio de la innovación es tu libertad digital, entonces estamos construyendo el futuro con piezas equivocadas.
El círculo azul de WhatsApp ya está aquí. La pregunta es: ¿serás tú quien lo controle, o él te controlará a ti?
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