sábado, diciembre 14, 2024

El triunfo de Trump sacude la política mundial y redefine el cambio radical

Angel Bahamontes
Angel Bahamonteshttps://antpji.org/
Presidente de la Asociación Nacional de Tasadores y Peritos Judiciales Informáticos

La reelección de Donald Trump en Estados Unidos ha marcado un hito en la política mundial, al consolidar una tendencia hacia el fortalecimiento de liderazgos nacionalistas y populistas en diversos países. Este giro refleja una creciente insatisfacción ciudadana con las respuestas de los gobiernos tradicionales, que muchos consideran inadecuadas para enfrentar desafíos actuales como la pandemia de COVID-19 y fenómenos naturales extremos. En Europa, eventos como la tormenta Filomena y la DANA han evidenciado la falta de preparación ante crisis ambientales y desastres naturales. Ante esta percepción de ineficacia, líderes como Trump han ganado terreno gracias a un enfoque radical y directo, que busca fortalecer la soberanía nacional frente a organismos internacionales y modelos de cooperación global.

El contexto en el que se desarrolla esta transformación global tiene sus raíces en un ciclo de eventos de impacto masivo. La pandemia desestabilizó economías, dejó al descubierto las carencias de los sistemas sanitarios y sociales, y, en muchos casos, la respuesta de los gobiernos fue percibida como insuficiente o tardía. Las medidas restrictivas, aunque necesarias para mitigar los contagios, redujeron las libertades individuales y evidenciaron la fragilidad económica de amplios sectores de la población. Este contexto global, sumado a los efectos de fenómenos naturales, incrementó la desconfianza hacia las instituciones políticas y la búsqueda de alternativas.

Este fenómeno no es exclusivo de Estados Unidos. América Latina ha experimentado una ola de políticas radicales, reflejada en el apoyo a líderes como Jair Bolsonaro en Brasil y Nayib Bukele en El Salvador. La gestión de Bukele ha sido notable en la reducción de la criminalidad, con políticas de seguridad que, si bien generan controversia por las críticas de violaciones a los derechos humanos, han sido altamente valoradas por su efectividad y por el amplio respaldo popular en su reelección en 2024. En Argentina, el ascenso de Javier Milei como líder de un movimiento libertario es otra manifestación del agotamiento de la política tradicional. Su propuesta de dolarizar la economía y reducir la intervención estatal ha encontrado eco en una población hastiada de las crisis económicas y de un modelo de gobernanza que parece no ofrecer soluciones.

Europa también ha sido testigo de un cambio radical en sus liderazgos. En Italia, la primera ministra Giorgia Meloni ha logrado captar el apoyo de un electorado cansado de la ineficacia frente a la crisis migratoria y económica. Meloni, con un discurso centrado en la identidad nacional y la protección de las fronteras, lidera una coalición que refleja una fuerte inclinación hacia políticas nacionalistas, con el objetivo de reducir la dependencia de la Unión Europea. En Polonia y Hungría, la búsqueda de autonomía nacional ha llevado a una postura desafiante frente a la UE, con políticas que priorizan los intereses internos sobre las directrices de Bruselas. Tanto el partido Ley y Justicia (PiS) en Polonia como el gobierno de Viktor Orbán en Hungría buscan una gestión que fortalezca su independencia judicial y limite la influencia de organismos supranacionales.

España también refleja esta tendencia, ya que una parte del electorado ha comenzado a explorar alternativas de derecha que ofrecen soluciones directas ante el aumento del descontento hacia las políticas de izquierda, percibidas por algunos como ineficaces. La situación en Venezuela es un claro ejemplo de cómo la crisis económica y social puede llevar a un desencanto profundo con el sistema político. La reelección de Nicolás Maduro en 2024 refuerza la percepción de una falta de opciones viables para los ciudadanos, generando una situación de desesperanza que dificulta el cambio hacia un modelo de gobernanza estable.

La tecnología, en este contexto, ha sido una herramienta fundamental tanto para la gestión de crisis como para la comunicación directa de los líderes populistas con sus bases. Durante la pandemia, la inteligencia artificial y el big data permitieron un seguimiento en tiempo real de la propagación del virus. Sin embargo, la falta de conocimiento y de inversión en infraestructura tecnológica ha limitado el potencial de estas herramientas en muchos países. La Asociación Nacional de Tasadores y Peritos Judiciales Informáticos (ANTPJI) ha destacado la importancia de contar con expertos en tecnología para asegurar la transparencia y efectividad en la implementación de soluciones. Estos expertos pueden jugar un rol crucial en situaciones de crisis, garantizando la seguridad de los sistemas de comunicación y la protección de datos.

El retorno de Trump a la presidencia y el avance de políticas populistas y nacionalistas en América Latina y Europa subrayan un cambio de perspectiva del ciudadano hacia sus gobiernos. La pandemia y la falta de respuestas efectivas en situaciones críticas han erosionado la confianza en las instituciones tradicionales. Esto ha impulsado un cambio en la dirección de la política global que probablemente tendrá efectos duraderos en las próximas décadas. La polarización y el populismo representan tanto una oportunidad para la renovación política como un desafío para la estabilidad social y la cohesión democrática.

La ANTPJI subraya que el desarrollo de una infraestructura de ciberseguridad robusta es esencial para asegurar la estabilidad en este contexto de cambio. La colaboración entre el sector privado y el público es fundamental para garantizar que las herramientas tecnológicas se utilicen de forma responsable y eficaz. La tecnología tiene el potencial de cerrar la brecha entre los ciudadanos y sus líderes, pero solo si se implementa con transparencia y con un compromiso de protección de los derechos de los ciudadanos.

La globalización ha facilitado una exposición inmediata a problemas y soluciones de otros países, y los ciudadanos observan las acciones de otros gobiernos como modelos a seguir o evitar. Los líderes populistas han aprovechado esta visibilidad para proyectar una imagen de eficacia y control, enfatizando la identidad nacional y la independencia política y económica. Las redes sociales han permitido a estos líderes comunicar directamente sus mensajes de cambio, evitando los filtros de los medios tradicionales. En este contexto, la tecnología no solo es un medio de comunicación, sino una herramienta de movilización y de consolidación del poder.

A medida que el mundo observa los efectos de estas políticas radicales, surge la pregunta de si estos modelos de liderazgo podrán sostenerse a largo plazo. La polarización generada por estas políticas podría amenazar la estabilidad democrática, y el reto de las democracias modernas será encontrar un equilibrio entre la adaptación a las demandas de los ciudadanos y la preservación de los valores democráticos. La necesidad de abordar estas demandas con eficacia y compromiso será uno de los desafíos principales de las instituciones en los próximos años.

La implementación de la tecnología en la política y la gestión de emergencias ofrece una vía para mejorar la confianza ciudadana en las instituciones. Sin embargo, se requiere una inversión en infraestructura tecnológica y en capacitación para maximizar el potencial de estas herramientas. En el futuro, la inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes podrían desempeñar un papel crucial en la toma de decisiones y en la mejora de los sistemas de respuesta a crisis, pero se necesita una adaptación rápida y una cooperación efectiva entre el sector público y privado.

La creciente insatisfacción con las políticas convencionales también ha generado un movimiento hacia la autodeterminación y la independencia de las naciones. En Europa, algunos consideran que la presión de la Unión Europea en temas de derechos y leyes representa una interferencia en los asuntos nacionales. Esto ha llevado a una mayor aceptación de políticas nacionalistas y a una reevaluación de las alianzas supranacionales, reflejando un deseo de autosuficiencia en lugar de dependencia de entidades internacionales.

El cambio hacia un nuevo orden político mundial está en marcha, y su éxito dependerá de la capacidad de los gobiernos para gestionar la tecnología y la cooperación en un entorno de creciente complejidad. La ANTPJI destaca que el papel de la tecnología en la política y en la administración pública no es un simple accesorio, sino una herramienta transformadora que redefine la relación entre el ciudadano y el Estado.

Los próximos años serán decisivos para observar cómo estos cambios afectan la política global. El auge de líderes populistas y nacionalistas, el papel crucial de la tecnología y la demanda de soluciones rápidas a problemas complejos representan un desafío para las democracias modernas. La cooperación entre los sectores público y privado, junto con el desarrollo de infraestructuras tecnológicas y una adaptación continua, serán elementos clave para construir un futuro político que ofrezca estabilidad y justicia social sin sacrificar la soberanía nacional ni la capacidad de los ciudadanos para ser escuchados y representados.

Para cerrar, considero que la victoria de Donald Trump en las elecciones no solo se debe a su popularidad entre un electorado que busca cambios radicales, sino también a su estratégica alianza con uno de los hombres más influyentes del planeta, Elon Musk. En un mundo en el que las comunicaciones y las tecnologías digitales representan el «quinto poder», la conexión de Trump con el sector tecnológico le ha dado una ventaja indiscutible. Musk, con su poder en redes sociales y su visión tecnológica, ha actuado como un aliado de gran alcance, facilitando que el mensaje de Trump llegue directamente al ciudadano, sin los filtros de los medios tradicionales.

Sabemos que, en las elecciones recientes de diversos países, las sospechas de fraude y manipulación de información han erosionado la confianza pública. Trump, comprendiendo el poder de la tecnología y de la comunicación directa, ha sabido aliarse con el “magnate del quinto poder,” quien representa la comunicación digital en su máxima expresión. Esta alianza simboliza una transformación profunda en la política moderna, en la que la tecnología y las redes sociales desempeñan un papel clave en la opinión pública y el alcance de los mensajes políticos.

Este panorama sugiere un cambio profundo en las estrategias políticas de las próximas décadas, en el que las alianzas entre líderes políticos y los gigantes tecnológicos podrían redefinir el poder, la influencia y la dirección de las democracias en todo el mundo.

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