La implementación de la Inteligencia Artificial (IA) en el sistema de justicia representa uno de los avances más significativos y, al mismo tiempo, uno de los mayores desafíos para el derecho y la jurisprudencia contemporánea. En un mundo donde la tecnología evoluciona a pasos agigantados, la justicia, una de las instituciones más antiguas y fundamentales de la sociedad, se encuentra en la encrucijada de una transformación profunda. Esta revolución no solo promete aumentar la eficiencia y la accesibilidad de los servicios judiciales, sino que también plantea preguntas cruciales sobre la ética, la imparcialidad y la humanidad de un sistema legal asistido por máquinas.
La IA, con su capacidad para procesar grandes volúmenes de datos, aprender de ellos y realizar tareas con una precisión y velocidad inigualables, se presenta como una herramienta poderosa para desentrañar y analizar la complejidad del derecho. Desde la predicción de resultados judiciales hasta la automatización de tareas administrativas y la asistencia en la toma de decisiones legales, la IA tiene el potencial de remodelar la práctica y la teoría del derecho tal como las conocemos, evitando sesgos personales y políticos
Sin embargo, la adopción de la IA en la justicia trasciende la mera mejora operativa; incita a una reflexión más profunda sobre cómo concebimos la justicia, la equidad y el rol humano en la interpretación de las leyes. En este artículo, exploraremos cómo la inteligencia artificial se está abriendo camino en el sistema de justicia, los beneficios y desafíos que conlleva su implementación, y cómo podría redefinir el futuro del derecho y la jurisprudencia en la era digital.
En el dinámico panorama de la tecnología legal, la Inteligencia Artificial (IA) ha marcado un antes y un después en el ámbito de la abogacía, un fenómeno que se ha evidenciado con la creación de DoNotPay. Esta innovadora empresa, concebida por el visionario Joshua Browder, nació de la necesidad personal de combatir una serie de multas de estacionamiento. Con el desarrollo de un chatbot legal, que simula conversaciones humanas para asistir legalmente a quienes buscan apelar multas de aparcamiento, DoNotPay se transformó rápidamente en un pionero en el mundo del derecho. Browder, impulsado por su experiencia personal a los 18 años y la acumulación de infracciones, nunca imaginó que su proyecto secundario evolucionaría para apelar con éxito más de 250,000 casos en tan corto tiempo.
Este «primer robot abogado del mundo» se expandió rápidamente a otros dominios, incluyendo la compensación por vuelos retrasados y la asistencia a refugiados sirios en sus solicitudes de asilo, demostrando la versatilidad y el potencial de la IA en la práctica legal. A pesar de la inicial acogida positiva por parte de los profesionales del derecho, el anuncio en 2023 de que DoNotPay participaría en un juicio en Estados Unidos como defensa, mediante un abogado humano que recibiría asesoramiento a través de auriculares, provocó un debate significativo sobre los límites y posibilidades de la IA en el entorno judicial.
Esta controversia subraya el debate más amplio sobre la legalidad, la ética y la calidad del asesoramiento legal proporcionado por IA, como lo demuestra la crítica de la abogada Tewson hacia DoNotPay y la demanda del bufete Edelson. A pesar de estas críticas, la incursión de la IA en el ámbito legal ha demostrado potencial, como lo evidencia el desempeño de ChatGPT en exámenes de derecho, aunque su eficacia se vea limitada sin la colaboración humana.
La prohibición de ChatGPT en escuelas de Nueva York y otras jurisdicciones, debido a sus limitaciones como estudiante de derecho actuando solo, contrasta con su utilidad potencial cuando se emplea en colaboración con humanos. Este enfoque colaborativo entre IA y profesionales del derecho sugiere un futuro prometedor en el que la IA podría mejorar significativamente la práctica legal, apoyando tanto a estudiantes como a abogados en ejercicio. Aunque los desafíos son evidentes y las críticas persisten, la intersección de la IA y el derecho está apenas en sus inicios, prometiendo transformaciones profundas en el panorama legal en menos de cinco años, según predice Ángel Bahamontes, presidente de la ANTPJI. Este es solo el comienzo de una era en la que la IA, aún en su infancia, se prepara para remodelar de manera irreversible el mundo de la justicia y la abogacía.
Ya hay programas como ChatGTP, MIAbogado, Justicio etc, que crean contratos, demandas, formularios, resumen textos legales, resuelven consultas legales, dan ideas para artículos jurídicos e incluso lo redactan etc,. La legendaria figura de Ruth Bader Ginsburg, con sus más de 27 años en el Tribunal Supremo de Estados Unidos, ha trascendido el ámbito de la jurisprudencia para integrarse en el mundo de la tecnología de vanguardia. AI21 Labs, una innovadora compañía israelí, ha encapsulado la sabiduría y experiencia jurídica de la jueza Ginsburg en una herramienta de inteligencia artificial revolucionaria. Este chatbot legal, inspirado en las vastas contribuciones de Ginsburg al derecho, promete una nueva dimensión de asistencia legal, ofreciendo respuestas fundamentadas en miles de decisiones y opiniones legales.
Jurassic-1, la plataforma en la que se aloja este experimento pionero, ha analizado y sintetizado más de 600,000 palabras del léxico legal de Ginsburg, desde opiniones hasta entrevistas y sentencias, para crear una IA capaz de responder consultas legales con un simple sí, no o quizás, y proporcionar una fundamentación inicial. Este avance representa un salto cualitativo en la interacción entre la inteligencia artificial y el derecho, permitiendo acceder al razonamiento de una de las mentes legales más agudas de la historia reciente.
Sin embargo, como con cualquier desarrollo en inteligencia artificial, este chatbot, pese a su innovación, no sustituye la profundidad y el matiz del pensamiento humano, un recordatorio oportuno de la complejidad intrínseca al razonamiento jurídico que la IA aún aspira a alcanzar. Este proyecto es un testimonio de cómo la IA se está incorporando en la Justicia, principalmente como un recurso de apoyo, marcando el principio de una era en la que la tecnología busca complementar, más que reemplazar, el discernimiento humano.
La imparcialidad y objetividad prometidas por la IA ofrecen un contrapunto fascinante a las variaciones humanas en la interpretación de la ley, aunque no exentas de desafíos, incluidos los inherentes sesgos algorítmicos. La creación de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial es un paso hacia el equilibrio entre la innovación tecnológica y la integridad ética en el ámbito legal.
Este desarrollo subraya un punto crucial: la Justicia, en su esencia, es profundamente humana e intrínsecamente imperfecta. Mientras la IA puede devolver invaluables horas de trabajo a juristas y funcionarios, facilitando la gestión de casuísticas y el análisis de pruebas, la esencia del juicio legal, que valora cada caso como único, permanece irreductible a algoritmos. En este cruce de caminos entre la tecnología y la tradición, la herramienta basada en Ginsburg emerge no como un sustituto, sino como un complemento a la sabiduría humana en la búsqueda de la justicia.
Según Bahamontes, la Inteligencia Artificial (IA) está destinada a transformar el 80% del trabajo realizado actualmente por abogados y profesionales de la justicia, catapultando su productividad a nuevos horizontes. La integración de aplicaciones de IA promete automatizar una amplia gama de tareas que hasta ahora requerían intervención humana, generando una notable eficiencia en costos y contratación. Este cambio favorecerá especialmente a aquellos que adopten la digitalización, mejorando significativamente su productividad al incorporar herramientas automatizadas. Este proceso se ve complementado por el auge del teletrabajo, donde la IA demuestra su valor ofreciendo soluciones rentables, un fenómeno ya observable en sectores como la hostelería con la introducción de camareros robots.
En el ámbito legal, la IA revolucionará la redacción y mejora de demandas, contratos y acuerdos de mediación, resumir grandes volúmenes de textos, escribir presentaciones, redactar correos administrativos, memorándum… permitiendo hacer valer los derechos incluso sin conocimientos legales específicos. Por ejemplo, en el proceso de redacción de una demanda, donde tradicionalmente se realiza un análisis de viabilidad y se prepara para posibles oposiciones, la IA puede gestionar y analizar la información de manera eficiente. Esto incluye la evaluación de contratos, como en el caso de las cláusulas suelo de los contratos bancarios, determinando la viabilidad y el potencial de recuperación sin necesidad de intervención abogadil.
Esta automatización también repercutirá en los honorarios legales. Si la IA reduce la carga de trabajo, los abogados podrán gestionar un mayor número de casos, lo que podría resultar en una reducción de costes para el cliente, aunque se requiera una inversión inicial en la tecnología. Esta situación podría llevar a una competencia en precios entre despachos, afectando especialmente a los más pequeños y potencialmente precarizando la profesión. Además, la menor necesidad de abogados debido a la eficiencia de la IA podría impactar negativamente en el empleo y los salarios en un mercado ya saturado.
Sin embargo, la IA también abre la puerta a nuevas oportunidades y nichos legales, ampliando el rol del abogado más allá de sus funciones tradicionales. A pesar de la automatización, la presencia de un abogado sigue siendo crucial en muchos procesos judiciales, lo que asegura un papel indispensable para los profesionales del derecho en la justicia del futuro. La clave estará en adaptarse y evolucionar junto con estas nuevas herramientas, encontrando un equilibrio entre la eficiencia que ofrece la IA y la indispensable intuición y juicio humano que define a la práctica legal, porque la IA no se recomienda para una investigación jurídica, no puede verificar la información, ni el análisis jurídico.
A nivel global la inteligencia artificial (IA) está siendo implementada en diferentes sistemas judiciales alrededor del mundo, resaltando la diversidad y la innovación en su uso:
- Alemania: En Baden-Württemberg, se recomendó el uso de IA con comprensión del lenguaje natural (NLU) para categorizar casos, dando lugar a la creación de OLGA por IBM. Este sistema facilita la revisión rápida de documentos y mejora la eficiencia en la resolución de casos. En Frankfurt, el sistema de IA «Frauke» ha sido probado con éxito para ayudar en la redacción de sentencias en demandas sobre derechos de pasajeros aéreos, mejorando significativamente la eficiencia del proceso.
- China: El Tribunal de Internet de Beijing introdujo un juez de IA y un «microtribunal móvil» para gestionar litigios en línea, destacando por ser el primer sistema de este tipo a nivel mundial. Además, Xiao Zhi 3.0 asiste en la toma de decisiones en procedimientos civiles, mostrando cómo la IA puede agilizar procesos judiciales complejos.
- España: Se están desarrollando múltiples proyectos basados en IA, incluyendo la clasificación automática de documentos, la extracción de entidades nominales, la anonimización documental, y sistemas avanzados de búsqueda y biometría. Estas innovaciones apuntan a mejorar la eficiencia, la precisión y el acceso a la justicia.
- Estados Unidos: Un modelo de aprendizaje automático ha demostrado ser capaz de predecir el resultado de casos judiciales con una precisión del 79%, resaltando el potencial de la IA para anticipar decisiones judiciales basadas en datos históricos.
- Francia: Se experimentó con software de justicia predictiva en los tribunales de apelación de Rennes y Douai, aunque el resultado indicó una ausencia de valor agregado en la versión probada. Este caso subraya la importancia de adaptar y evaluar críticamente las soluciones de IA para asegurar que satisfagan las necesidades específicas del sistema judicial.
Estos ejemplos ilustran el amplio espectro de aplicaciones de la IA en el ámbito judicial, desde la automatización y eficiencia en la gestión de casos hasta la asistencia en la toma de decisiones legales. Sin embargo, también reflejan los desafíos y consideraciones necesarias para implementar estas tecnologías de manera efectiva y ética.
Si eres abogado o profesional de la Administración de Justicia, has de saber que la Inteligencia Artificial no te quitara el trabajo, lo hará, quien sepa manejarla.