Las estafas digitales son uno de los delitos más persistentes y sofisticados en el mundo actual, aprovechando las vulnerabilidades de la tecnología para defraudar a individuos y empresas. La reciente Operación Mula ha puesto en evidencia una modalidad de fraude que, si bien no es nueva, está adquiriendo una mayor visibilidad: el uso de personas ajenas a las actividades delictivas, conocidas como cibermulas, para realizar transacciones con dinero producto de estafas. Este artículo examina cómo funcionan estas redes, qué papel juegan las cibermulas en estos fraudes y cómo protegerse de caer en este tipo de delitos.
¿Qué son las cibermulas y cómo funcionan?
Las cibermulas son personas que, sin saberlo o por un pago pequeño, permiten que su cuenta bancaria sea utilizada para recibir dinero producto de estafas. En la mayoría de los casos, estas personas no tienen conocimiento de que el dinero que están recibiendo en sus cuentas proviene de actividades ilícitas. El modus operandi de los delincuentes es relativamente sencillo: se hace creer a la víctima que está realizando una inversión o negocio legítimo, a menudo a través de plataformas como Facebook Marketplace o correos electrónicos fraudulentos, y luego se le solicita que transfiera dinero a una cuenta proporcionada por el estafador. Sin embargo, la cuenta pertenece a una cibermula, quien, a cambio de un pequeño porcentaje, recibe el dinero y lo transfiere a los estafadores.
En la Operación Mula, que llevó a la detención de más de treinta personas en varias localidades, los delincuentes que operaban desde penitenciarías utilizaban las cuentas bancarias de estas cibermulas para recibir el dinero de las víctimas. Las personas que prestaban sus cuentas generalmente no sabían que estaban colaborando con una red de estafadores, ya que el dinero les llegaba de forma directa y sin levantar sospechas. Sin embargo, al no saber la procedencia del dinero, se enfrentaban a ser acusadas de estar involucradas en el blanqueo de capitales.
Modalidades de estafas que emplean las cibermulas
Existen diversas formas en las que los estafadores utilizan a las cibermulas para llevar a cabo sus fraudes. La más común es la estafa de inversión, en la que los delincuentes se presentan como representantes de oportunidades de inversión o productos de alto rendimiento. Las víctimas, atraídas por las promesas de ganancias rápidas, realizan una transferencia bancaria, creyendo que están invirtiendo en algo legítimo. A continuación, el dinero es redirigido a través de las cuentas de las cibermulas, quienes, generalmente, reciben un pago pequeño por el «servicio» de permitir que su cuenta sea utilizada para recibir los fondos.
Otro tipo de fraude común es el relacionado con la venta de productos inexistentes. Los estafadores crean anuncios falsos de productos en plataformas como Facebook Marketplace o sitios de comercio electrónico. Una vez que la víctima realiza el pago por el producto, el dinero es enviado a una cuenta bancaria controlada por una cibermula, mientras que el estafador desaparece sin entregar el producto prometido.
Los riesgos legales para las cibermulas
Aunque las cibermulas generalmente no son conscientes de que están colaborando en actividades delictivas, su implicación en el proceso tiene serias consecuencias legales. Según la legislación de muchos países, incluso recibir dinero de origen desconocido puede considerarse un delito de blanqueo de capitales. El comisario Diosnel Alarcón, jefe del Departamento de Cibercrimen, subraya que las personas deben ser responsables del uso que hagan de sus cuentas bancarias, ya que permitir que terceros utilicen estas cuentas para recibir dinero, incluso de manera inconsciente, podría ser interpretado como una infracción de la ley.
El hecho de que las cibermulas reciban un pago por prestar sus cuentas no los exime de responsabilidad. En muchos casos, la policía ha señalado que las personas involucradas en estos fraudes son, en su mayoría, engañadas por conocidos o vecinos que les piden acceso a sus cuentas sin darles detalles sobre el origen del dinero. Este tipo de complicidad involuntaria genera una falsa sensación de seguridad en las cibermulas, que, a menudo, no son conscientes de las implicaciones legales que su acción puede tener.
Cómo protegerse de ser involucrado en una estafa
Aunque el caso de las cibermulas muestra cómo los delincuentes aprovechan la buena voluntad de las personas, existen varias medidas preventivas que todos pueden tomar para protegerse de este tipo de fraudes:
- No compartir información bancaria: Uno de los primeros pasos para evitar ser utilizado como cibermula es nunca compartir los detalles de tus cuentas bancarias con personas ajenas a ti. Si alguien te pide acceso a tu cuenta para recibir dinero, esto debe ser una alerta roja.
- Verificación de la identidad: Si alguien cercano a ti te pide que recibas dinero en tu cuenta, verifica directamente con esa persona a través de otro medio de comunicación, como una llamada telefónica, para confirmar la solicitud. Los delincuentes a menudo suplantan la identidad de personas cercanas para ganar la confianza de sus víctimas.
- Monitoreo de cuentas bancarias: Es importante que los usuarios verifiquen regularmente las transacciones en sus cuentas bancarias y, si notan alguna actividad sospechosa, informen a su entidad bancaria de inmediato. La alerta temprana es clave para evitar consecuencias graves.
- Desconfianza ante ofertas demasiado buenas: Si alguna oferta o transacción parece demasiado buena para ser cierta, probablemente lo sea. La ingenuidad de las personas es una de las mayores vulnerabilidades que los estafadores explotan.
- Uso de plataformas de pago seguras: Al realizar pagos o transferencias, siempre usa plataformas de pago reconocidas y asegúrate de que las transacciones sean seguras. Evita hacer pagos a cuentas bancarias de personas desconocidas o mediante métodos que no ofrezcan protección al comprador.
A medida que los fraudes digitales se vuelven más sofisticados, también lo hacen las herramientas tecnológicas para prevenirlos. Los sistemas de inteligencia artificial (IA) y el análisis de datos están ayudando a las empresas y a los servicios financieros a detectar patrones de comportamiento sospechosos en tiempo real. Las herramientas de monitoreo de transacciones pueden identificar actividades inusuales en las cuentas bancarias, como transferencias a cuentas no reconocidas, y alertar a los usuarios o las entidades bancarias antes de que el dinero sea transferido a los estafadores.
Además, las plataformas de pago seguras están mejorando constantemente, ofreciendo autenticación de dos factores y otros métodos de protección que dificultan que los delincuentes accedan a las cuentas de los usuarios. La biometría, como el reconocimiento facial y las huellas dactilares, también está emergiendo como una medida de seguridad más confiable para autenticar las transacciones.
Las cibermulas son un eslabón crucial en las redes de estafadores, y aunque muchas de las personas involucradas en estos fraudes no tienen conocimiento de su implicación, las consecuencias legales pueden ser severas. A medida que la tecnología sigue avanzando, tanto los estafadores como las herramientas de protección evolucionan, lo que plantea la pregunta: ¿cómo pueden las autoridades mantenerse un paso adelante de los delincuentes?
Es posible que en el futuro surjan nuevas tecnologías, como el blockchain, que ofrezcan más transparencia en las transacciones y dificulten la realización de este tipo de fraudes. Sin embargo, es importante no solo confiar en la tecnología, sino también educar a la sociedad para que reconozca las señales de alerta y tome las medidas necesarias para protegerse.
La Asociación Nacional de Tasadores y Peritos Judiciales Informáticos (ANTPJI) ofrece servicios de peritaje informático para ayudar a las empresas y a los individuos a protegerse contra el fraude y las actividades delictivas en línea. Con la ayuda de expertos en ciberseguridad, las organizaciones pueden implementar sistemas de protección más robustos y garantizar la seguridad de sus transacciones digitales. www.antpji.com