10 cosas más que NUNCA deberías compartir con una IA conversacional
- Rutinas y hábitos personales
Aunque no parezcan “importantes”, datos como:
- A qué hora sales de casa
- Si vives solo/a
- Cuándo viajas o estás de vacaciones
son oro para cibercriminales o stalkers si se filtran.
- Ubicación en tiempo real
Decir «Estoy ahora en el aeropuerto de Sevilla» o «camino al trabajo por tal calle» expone tus movimientos. Aunque parezca inocente, es información sensible.
- Opiniones comprometidas o ideología política extrema
No porque la IA te vaya a «juzgar», sino porque esos datos pueden ser almacenados y perfilados. Si algún día se hace una auditoría pública o se produce una brecha, ese contenido puede salir a la luz.
- Información de menores o personas bajo tu tutela
Nunca compartas:
- Nombres de tus hijos
- Fotos
- Escuelas
- Enfermedades
- Rutinas
Aunque tú seas mayor de edad, ellos no han dado consentimiento.
- Fotografías con metadatos (EXIF)
Si usas herramientas con IA que analizan imágenes (como DALL·E, Gemini, etc.), asegúrate de borrar metadatos antes de subir imágenes reales. Pueden incluir:
- Fecha
- Coordenadas GPS
- Dispositivo
Y eso te delata sin que lo sepas.
- Consultas jurídicas o fiscales vinculadas a tu identidad
Muchos preguntan a la IA sobre cómo actuar ante inspecciones, deudas, herencias, etc. Si lo haces con tu nombre o contexto completo, estás dejando un rastro legalmente comprometedor.
- Planes estratégicos o confidenciales
- Nuevos productos antes de lanzarse
- Cambios estructurales en empresas
- Ideas de negocio
Recuerda que lo que subes, incluso sin nombre, puede ser utilizado para entrenar futuros modelos.
- Lenguaje agresivo o potencialmente delictivo
Por muy en broma que lo digas, frases tipo “cómo hackear una cuenta” o “cómo espiar un móvil” pueden ser marcadas. Y si mañana hay una investigación, ese historial podría reactivarse o usarse como indicio.
- Datos de clientes o terceros
Tú puedes compartir lo que es tuyo, pero no lo que pertenece a otros. Incluir nombres de clientes, detalles de contratos, reclamaciones o situaciones personales en tus consultas a la IA, viola protección de datos.
- Tu voz, rostro o biometría
Las IAs ya permiten subir audios, vídeos o selfies para análisis. Ojo: tu huella vocal, tu cara o tu iris son biométricos únicos. Si los subes a un sistema sin garantías, no hay forma de recuperarlos si se filtran.
Consejo final
Trata a la IA como a un periodista con grabadora: todo lo que digas puede quedar registrado, reutilizado o malinterpretado.
La regla es simple:
Si no lo escribirías en un email público o en un papel que alguien pueda fotocopiar… no lo escribas en un chat de IA.
Mientras dormimos tranquilos creyendo que tenemos el control sobre nuestros datos personales, hay una nueva figura omnipresente que escucha, aprende y almacena. No tiene rostro, no pide permiso explícito y sin embargo le contamos todo: desde nuestra salud, hasta nuestras contraseñas. Su nombre es ChatGPT. O Gemini. O Claude. O Perplexity. Da igual. La Inteligencia Artificial Conversacional ha llegado para quedarse. Lo que nadie nos explicó con claridad es que, aunque parece un asistente fiel, puede ser también un archivo viviente de nuestros errores de confianza. Cuidado con la ilusión del asistente perfecto.
¿Alguna vez has compartido algo con una IA que no te atreverías a decirle a un desconocido? Probablemente sí. Y eso es exactamente lo que deberías dejar de hacer.
Vivimos fascinados con estos sistemas. Automatizan tareas, redactan emails, nos asesoran legalmente e incluso nos escuchan cuando no queremos hablar con nadie más. Pero ¿dónde acaba la funcionalidad y empieza la exposición?
Volcamos demasiados datos personales de forma imprudente sobre estas plataformas y no nos damos cuenta de que alguien está sacando redito de ello, tan solo tiene que tener una demanda económica de alguien, para que les faciliten todos nuestros datos, porque nos comportamos como si conversáramos con un amigo confiable en un entorno sellado. Y no es así. No hablamos de un virus externo. Hablamos de lo que tú, voluntariamente, escribes.
Cosas que jamás deberías decirle a ChatGPT (ni a ninguna IA)
Tu identidad completa No se trata solo de tu nombre. Combinar correo personal, DNI, dirección y número de teléfono crea una bomba de precisión para cualquier intento de ingeniería social. Hoy no pasa nada. Mañana alguien accede a tu historial. Y ya es tarde.
¿Alternativa? Usa personajes ficticios o despersonaliza tu consulta. No dejes pistas.
Tu salud es tuya (y de tu médico) Contarle a una IA tus síntomas o diagnósticos puede parecer útil. Pero eso crea un perfil médico implícito. Bajo el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), esta información es ultrasensible. ¿Te fiarías de que se conserve para entrenar futuros modelos?
¿Alternativa? Haz preguntas genéricas, en tercera persona, sin vincularlas contigo.
Tu economía es una mina de oro (para otros) Ingresos, deudas, propiedades… muchos usuarios las comparten buscando asesoría financiera automatizada. Error. Esa información puede perfilarte como blanco ideal de estafas o manipulación algorítmica.
¿Alternativa? Habla en porcentajes o inventa escenarios hipotéticos.
Lo que pasa en la empresa… no se comparte Resumir documentos internos o pedir ayuda con código fuente puede violar acuerdos de confidencialidad. Ya ha habido despidos por compartir secretos corporativos con una IA. Y es lógico: nada garantiza que tu input no se use para entrenar al modelo que mañana usará tu competencia.
¿Alternativa? Aísla el problema. Cambia nombres, evita detalles. Consulta las políticas internas.
Tus credenciales son tus llaves digitales Sí, aún hay quien pega contraseñas, claves API o códigos de verificación en chats con IA para ver si “son seguras”. ¿El resultado? Exposición directa. Y en algunos casos, irreversibles filtraciones.
¿Alternativa? Usa gestores de contraseñas o entornos locales de validación.
¿Cómo protegerte sin dejar de usar IA?
Porque sí, seamos honestos: seguirás usándola. Todos lo haremos. Pero puedes hacerlo con menos riesgo si aplicas estos tres principios básicos:
Desactiva el historial de conversaciones
En ChatGPT puedes evitar que tus chats se usen para entrenar el modelo:
- Ve a Configuración
- Busca Historial de chat y entrenamiento
- Desactiva la opción
Usa el modo temporal
Hay sesiones que no se guardan. Son ideales para consultas sensibles o confidenciales. Una vez cerradas, desaparecen del historial.
Elimina tu historial con regularidad
¿Guardas conversaciones antiguas con datos personales? Bórralas. No tienes garantía de que no puedan filtrarse.
La gran pregunta: ¿y si toda esa información cae en manos equivocadas?
En marzo de 2023, OpenAI sufrió una filtración que expuso fragmentos de historiales de usuarios y datos de pago. Un aviso de lo que puede venir. ¿Y si mañana ocurre una brecha más grave? ¿O si la empresa cambia su política de privacidad? ¿O es adquirida por otra con menos escrúpulos?
La verdad incómoda es que no existe seguridad eterna. Lo que hoy parece gestionado, mañana podría estar en manos de un gobierno extranjero, una corporación opaca o en foros de la dark web.
Imagina que dentro de cinco años, tu historial de conversaciones con IA sea accesible. Que un seguro médico use esa información para denegarte cobertura. Que un empleador rastree tus consultas sobre ansiedad o deudas. Que un gobierno lo use para evaluarte como ciudadano.
No es paranoia. Es lógica predictiva en tiempos de sobreexposición. El peligro no es que la IA se vuelva malvada, sino que alguien acceda a los datos que tú mismo ofreciste con una sonrisa.
La privacidad no se regala, se protege
La IA es una herramienta increíble. Pero tú eres la última línea de defensa entre tu privacidad y un futuro que podría usar tus palabras en tu contra.
Antes de pulsar “Enter”, hazte una simple pregunta:
¿Le dirías esto a un desconocido?
Si la respuesta es no, probablemente tampoco deberías decírselo a una máquina que nunca olvida.
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