La Audiencia Provincial de Madrid ha tomado una decisión que resuena con un eco amargo en la lucha contra el acoso escolar: el archivo de una denuncia de bullying en el colegio British Council de Pozuelo de Alarcón, protagonizada por el acoso del profesorado hacia Mónica, una estudiante de tan solo 13 años. La justificación detrás de esta resolución es tan desalentadora como la situación misma: el vencimiento del plazo para concluir la investigación, gravemente obstaculizado por las huelgas judiciales del año anterior.
Según documentos obtenidos por Tecfuturo.es, la Audiencia ha desestimado el recurso para reabrir el caso, subrayando cómo los paros laborales impidieron que el juez asignado pudiera extender el tiempo de investigación necesario, llevando a un sobreseimiento automático de la causa. Aunque se sugiere a los afectados demandar por el mal funcionamiento administrativo de la justicia, esto apenas consuela a una familia devastada por los efectos del bullying.
La madre de Mónica relata una serie de negligencias judiciales que culminaron en una injusticia palpable: la única acción tomada por el juzgado fue citar a su esposo, quien presentó la querella. La directora del colegio, el profesorado implicado y la propia Mónica quedaron sin declarar debido a las repetidas postergaciones causadas por las huelgas.
El caso de Mónica es una crónica de abandono y desesperanza. Tras el acoso a su mejor amiga, Mónica buscó ayuda en la dirección del colegio, solo para ser ignorada y posteriormente intimidada por los profesores. Esta serie de eventos desencadenó una pesadilla para Mónica, quien fue expulsada, aislada y sumida en un estado de ansiedad y miedo constante.
El impacto psicológico fue devastador. Diagnósticada con anorexia nerviosa por el estrés sufrido en el colegio, Mónica enfrentó graves consecuencias para su salud, evidenciando el peligro letal que el bullying puede suponer para los jóvenes.
A pesar de las negaciones por parte de fuentes cercanas al colegio, los padres de Mónica han tomado medidas legales contra la negligencia observada, esperando aún una resolución del Consejo General del Poder Judicial.
Esta historia no solo ilustra la tragedia personal de una joven y su familia, sino que también refleja un problema sistémico en nuestra sociedad: el acoso escolar puede acabar con la vida de los jóvenes, y el silencio y la inacción de las instituciones solo amplifican este riesgo. La familia ahora contempla acciones legales adicionales, buscando justicia no solo para Mónica, sino para enviar un mensaje claro: el acoso escolar es un peligro letal que nuestra sociedad no puede permitirse ignorar.
