En la mañana del pasado sábado 28/09/2024, se presentó en “La Carbonería” (Sevilla), el segundo libro del escritor sevillano Pep Panea, “Pep Mirror” (Ápeiron Ediciones), una colección de relatos cortos ambientados en esa ciudad y que abarcan un decenio en la vida del autor.
La presentación corrió a cargo de Gonzalo Grajera, poeta, escritor, reconocido crítico literario y entrevistador.
El evento, sito en un patio repleto de macetas con flores, durante una mañana luminosa, acogió a un numerosísimo público que quiso acompañar a Pep Panea en lo que sería un completo análisis del contenido, estilo y significado del contenido del libro a manos de Grajera, para pasar a una serie de preguntas a instancias del citado crítico literario y que el autor fue respondiendo con demostrada sustancia. Al cabo de más de una hora, no sin antes recitar el autor, como complemento al acto en sí, algunos de sus poemas, se pasó a la firma de ejemplares en un ambiente ciertamente distendido.
Pisco Lira introdujo la presentación dando la bienvenida a los asistentes, explicó los orígenes del recinto en que estábamos, para de seguido anotar, en un primer acercamiento a la obra, que la lectura del libro que se presentaba era “atrapante”, como a la par transmitía “la alegría de vivir”, así como en sus páginas se impone “lo maravilloso de lo ordinario, de lo cotidiano”.
Gonzalo Grajera, por su parte, especialista en la tarea que le ocupaba, entró a diseccionar el texto señalando las características singulares y definitorias del mismo, tales como: “Recoge la mirada de una generación que es la mía”; se percibe mucho en la atmósfera de la lectura que se trata de “literatura urbana”; se nota, en el discurso político explícito, el desencanto de toda una generación; hay un constante “vitalismo por la vida”, como el autor da muestras de haber sido un “latín lover” (risas entre el público); “la narrativa se acompaña en todo momento de una evocación poética”, porque Pep también es poeta; estamos ante un libro que decididamente “anima a vivir”.
Pinceladas de lo que fue un constante intercambio de mensajes entre presentador, quien interrogaba una y otra vez al autor, y autor, quien respondía a su interlocutor como a un tiempo se dirigía al público.
Pep Panea, en sus respuestas y planteamientos o puntos de vista asociados, ciertamente mantuvo en todo momento un discurso optimista, sumamente vitalista, conmovedor, desplegando una energía positiva tan intensa que incluso contagió a los asistentes y transformó el evento en lo que será un grato recuerdo.
Panea definió su libro como un “caleidoscopio urbano y generacional que recoge sus años de universidad, el mundo de la noche”, la fiesta interminable día tras día, esa que siempre termina al amanecer, la cultura viva que late en una ciudad que duerme: “Éramos jóvenes con hambre de cultura” (libros, películas y recitales); “ha sido una suerte haber tenido y tener amigos con mi mismo feeling”; “ hay que volar con alas en el momento en que hay que volar (16, 17, 18…años)”; “tenemos que hacer cosas con las que nos sintamos vivos, que seas tú, hacer lo que quieres”; “hay que estar enamorado de la vida”; “la poesía es una herramienta de amor”; “nunca perdáis la esperanza de enamoraros”…
Con esta retahíla de perlas, palabras llenas de sentimiento auténtico, rebosantes de sinceridad, aún con una pizca de bendita inocencia -en el buen sentido del término-, Pep Panea tocó el corazón de quienes le acompañábamos en un evento ciertamente imborrable.
