En un emotivo homenaje a una de las leyendas del ciclismo español, el cementerio de Toledo ha sido el escenario de la instalación de un nuevo monumento en la tumba de Federico Martín Bahamontes, conocido cariñosamente como «El Águila de Toledo». Bahamontes, el primer español en ganar el Tour de Francia, falleció el pasado 8 de agosto a los 95 años en Valladolid, pero su legado sigue muy vivo en su ciudad natal.
Por deseo expreso de su hija, Viki Bahamontes, y como un tributo a la estatura monumental de su carrera y su espíritu, se ha erigido un impresionante panteón sobre su sepultura. Este no es un monumento cualquiera: coronado con un águila de granito, simboliza la tenacidad y el espíritu elevado que Bahamontes mostró a lo largo de su carrera. La escultura, que alcanza los 4.34 metros de altura, fue creada por el marmolista-cantero toledano Antonio Dorado, un buen amigo de Bahamontes y colaborador habitual en las ediciones de la Vuelta Ciclista a Toledo.
La elección del águila no es casualidad; es un homenaje directo al apodo con el que Bahamontes fue conocido mundialmente. La instalación de esta obra en el cementerio de Toledo no solo perpetúa la memoria de uno de los grandes del ciclismo, sino que también simboliza el respeto y la admiración que la ciudad siente por su héroe local.
La nueva tumba y el monumento se convierten en un punto de encuentro para los aficionados y ciudadanos que deseen recordar a Bahamontes, no solo como un deportista excepcional sino como un icono toledano de superación y éxito. Su legado, ahora marcado por esta majestuosa figura de águila, seguirá inspirando a generaciones futuras tanto en el deporte como en la vida.
El cementerio de Toledo y la familia Bahamontes han asegurado con este gesto que «El Águila de Toledo» seguirá sobrevolando los corazones y las memorias de todos aquellos que lo admiraron y lo seguirán admirando en el futuro.
