miércoles, septiembre 3, 2025
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Shadow AI: la amenaza invisible que acecha a las empresas en 2025

Angel Bahamontes
Angel Bahamonteshttps://antpji.org/
Presidente de la Asociación Nacional de Tasadores y Peritos Judiciales Informáticos
Las opiniones expresadas en esta publicación son responsabilidad exclusiva de quien lo firma y no reflejan necesariamente la postura de TecFuturo. Asimismo, Tec Futuro no se hace responsable del contenido de las imágenes o materiales gráficos aportados por los autores.
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Cuando pensamos en ciberseguridad en 2025, la primera imagen suele ser la de un hacker encapuchado, una pantalla negra con líneas verdes y un ataque de ransomware que paraliza servidores. Sin embargo, la verdadera amenaza que está creciendo dentro de las organizaciones no viene del exterior, sino desde adentro. Su nombre es Shadow AI.

Este fenómeno, todavía poco conocido fuera de los círculos de seguridad, ya se considera el riesgo más silencioso y potencialmente devastador del año. No hablamos de malware, ni de phishing, ni siquiera de sofisticados exploits zero-day. Hablamos del uso no autorizado de herramientas de inteligencia artificial (IA) por parte de empleados, sin supervisión ni control corporativo.

¿Qué es el Shadow AI?

El Shadow AI se define como la utilización de servicios, aplicaciones o modelos de inteligencia artificial en el entorno laboral sin la aprobación formal de la empresa y fuera de sus políticas de seguridad.

En otras palabras: cuando un empleado decide que la forma más rápida de resolver un problema es usar un chatbot, un copiloto de programación gratuito o un modelo generativo online, aunque eso implique exponer información crítica de la organización.

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Ejemplos reales abundan:

  • Un gerente que copia contratos confidenciales en un chatbot para pedir un resumen.
  • Un desarrollador que sube código propietario a un asistente de programación.
  • Un equipo de marketing que entrena un modelo externo con datos sensibles de clientes.

En todos los casos, lo que parece una ayuda inofensiva se convierte en una fuga de información hacia proveedores externos que pueden, legalmente, usar esos datos para entrenar sus modelos.

¿Por qué el Shadow AI es más peligroso que un ransomware?

La comparación puede sonar provocadora, pero tiene fundamento. El ransomware te bloquea; el Shadow AI te desnuda.

  • El ransomware es visible. Cuando un ataque cifra tus archivos, lo sabes de inmediato. El Shadow AI, en cambio, es invisible: los datos se van de tu empresa sin que nadie lo detecte.
  • Las pérdidas son irreversibles. Si tu código fuente o tus diseños estratégicos se incorporan a un modelo de IA de un tercero, nunca volverán a ser privados.
  • El alcance es masivo. Mientras que un ataque afecta a los sistemas en un momento puntual, el Shadow AI puede multiplicarse por cada empleado que use la IA sin control.
  • Las sanciones legales son severas. Incumplir con normativas como el RGPD en Europa, la DORA en el sector financiero o las regulaciones del BCRA en Argentina puede suponer multas millonarias.

Factores que impulsan el Shadow AI

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¿Por qué está creciendo tan rápido esta práctica? La respuesta es simple: productividad inmediata.

La IA permite resolver en segundos lo que antes llevaba horas o incluso días. Y cuando una empresa no ofrece herramientas oficiales, los empleados buscan alternativas externas, aunque no sean seguras.

La paradoja es evidente:

  • Prohibir la IA no funciona. Los empleados encontrarán la forma de usarla igualmente.
  • Ignorar la IA es peor. El vacío de regulación interna multiplica el riesgo.

Los riesgos del Shadow AI

El listado de riesgos es tan variado como preocupante:

Fugas de información sensible: Cuando un usuario introduce datos de clientes, contratos o estrategias en una IA pública, esa información se usa para entrenar modelos, siendo accesible para otros usuarios.

Pérdida de propiedad intelectual: Un algoritmo desarrollado internamente, una patente aún no registrada o un diseño industrial acaban diluidos en un modelo externo. Eso implica perder exclusividad y ventaja competitiva.

Incumplimiento normativo: El uso no autorizado de IA con datos personales viola normativas como el RGPD o la Ley de Protección de Datos, con sanciones que llegan al 4% de la facturación anual de la empresa.

Decisiones inseguras y no auditables: Si un área de negocio se apoya en respuestas de IA sin supervisión, toma decisiones basadas en outputs erróneos, sesgados o manipulados. Y, peor aún, sin posibilidad de auditar cómo se generó esa respuesta.

Riesgos reputacionales: Un error derivado de una IA mal usada acaba en redes sociales y daña la confianza de clientes, inversores y socios.

Casos internacionales: la realidad supera a la ficción

El Shadow AI ya ha generado incidentes concretos:

  • En 2024, una empresa tecnológica japonesa descubrió que parte de su código interno había sido filtrado porque los desarrolladores lo usaban en un servicio gratuito de copiloto.
  • Una aseguradora europea fue multada con 2 millones de euros tras descubrirse que su departamento de marketing había usado datos de clientes en un chatbot público para entrenar campañas.
  • En Estados Unidos, un despacho de abogados tuvo que invalidar un informe presentado en juicio porque el documento contenía datos confidenciales introducidos previamente en una IA generativa sin medidas de seguridad.

Cómo proteger a tu empresa del Shadow AI

La solución no pasa por el veto absoluto, sino por la gobernanza inteligente de la IA. Aquí algunos consejos clave:

Definir políticas claras: Establecer normas de uso:

  • Qué información se puede y no se puede introducir en herramientas externas.
  • Qué servicios están autorizados y cuáles prohibidos.
  • Qué sanciones internas se aplicarán en caso de incumplimiento.

Ofrecer alternativas seguras: No basta con prohibir. La empresa debe habilitar modelos corporativos aprobados, ya sea en la nube privada, en servidores internos o mediante acuerdos con proveedores confiables.

Implementar tecnologías de protección

  • DLP (Data Loss Prevention): para detectar y bloquear la salida de datos sensibles hacia servicios externos.
  • CASB (Cloud Access Security Broker): para monitorizar el uso de aplicaciones en la nube y detectar accesos no autorizados.

Crear un comité de gobernanza de IA: Un grupo multidisciplinar formado por el CISO, el área de Cumplimiento Normativo y el departamento legal, encargado de:

  • Aprobar herramientas de IA.
  • Auditar sus usos.
  • Capacitar a los empleados.

Formar y concienciar a los usuarios: El mayor riesgo no es tecnológico, sino humano. Los empleados deben entender que cada prompt puede ser una fuga de datos. La formación debe ser continua y adaptada a cada área.

El rol del perito informático en el Shadow AI

En un escenario de litigios, el perito informático se convierte en figura clave para:

  • Rastrear evidencias de filtraciones de datos hacia servicios de IA.
  • Certificar el uso indebido de herramientas externas.
  • Analizar logs y sistemas para determinar responsabilidades internas.
  • Elaborar informes periciales válidos ante tribunales y organismos reguladores.

El Shadow AI no solo es un riesgo de negocio, también puede convertirse en un delito informático cuando se trata de datos personales o propiedad intelectual.

Mirando al futuro: IA controlada vs IA en la sombra

El 2025 marcará una línea divisoria en la historia de la adopción empresarial de la inteligencia artificial:

  • Las compañías que asuman la gobernanza de la IA estarán preparadas para aprovechar su potencial sin exponer sus datos.
  • Las que lo ignoren quedarán expuestas a fugas, sanciones y pérdidas irreversibles.

El Shadow AI es el enemigo invisible y ya está dentro de las empresas. La diferencia entre convertirlo en un aliado o en un enemigo dependerá de las decisiones que se tomen hoy.

Mientras todos miramos al ransomware, al phishing o a los exploits de día cero, el verdadero riesgo de 2025 crece en silencio dentro de las oficinas: empleados bien intencionados que buscan productividad, pero terminan abriendo puertas a fugas masivas de datos.

El Shadow AI es la tormenta perfecta: productivo, atractivo y al mismo tiempo peligroso. Solo la gobernanza inteligente, la formación y el control tecnológico pueden evitar que se convierta en la próxima gran crisis de ciberseguridad.

Y si algo hemos aprendido en esta década, es que la amenaza más grave no siempre viene de fuera… sino de dentro.

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