sábado, diciembre 13, 2025
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Rioja y Oro en Madrid: la elegancia del traje de luces que se convierte en símbolo cultural

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La noche del XI Trofeo Vestido de Luces Rioja y Oro en el Centro Riojano de Madrid no fue solo una entrega de premios, sino una declaración de principios: la tauromaquia, entendida como arte, identidad y tradición compartida, sigue teniendo un espacio vivo y respetado en pleno corazón de la capital. En un tiempo de conversaciones polarizadas, la gala reivindicó la belleza del toreo clásico, el valor del traje de luces y el peso cultural de la Rioja como referente estético y simbólico.

Un salón lleno y un mensaje claro

Los salones de la sede social del Centro Riojano de Madrid se llenaron con más de 150 asistentes, completando el aforo y confirmando el arraigo social de este trofeo, ya uno de los galardones taurinos más consolidados del panorama nacional. El presidente del Centro, José Antonio Rupérez Caño, abrió el acto con un discurso en el que subrayó la importancia de mantener vivas las tradiciones riojanas y el papel del propio Centro como casa y altavoz de esa identidad. Reivindicó que el Vestido de Luces Rioja y Oro no es solo un premio, sino un símbolo de continuidad cultural y un punto de encuentro entre aficionados, profesionales e instituciones.

Rupérez Caño destacó además el compromiso de las entidades colaboradoras y la labor del jurado, recordando que el prestigio de un galardón se construye tanto en el ruedo como en los despacho con criterio, seriedad y coherencia. En ese espíritu se enmarca la figura del XI Trofeo, que vuelve a colocar al Centro Riojano de Madrid en el mapa de los grandes actores culturales vinculados a la tauromaquia.

Morante de la Puebla: arte premiado en San Isidro

El secretario del jurado, Vidal Pérez Herrero, fue el encargado de leer el fallo que otorgaba el XI Trofeo Vestido de Luces Rioja y Oro al maestro Morante de la Puebla, en reconocimiento a la excepcional faena firmada en la pasada Feria de San Isidro en la plaza de toros de Las Ventas. Aquella actuación, calificada por el jurado como inspirada y llena de arte, se ha convertido ya en una de las referencias recientes de la temporada, por su capacidad de conectar estética, temple y profundidad.

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Aunque Morante no pudo asistir físicamente a la gala, envió una carta dirigida al presidente Rupérez Caño para agradecer el reconocimiento y expresar su deseo de encontrar una nueva fecha para recoger el trofeo en persona. Sus palabras, leídas en voz alta, fueron acogidas con un cálido aplauso, reflejo del cariño y respeto que despierta entre la afición madrileña y riojana.

El valor añadido del jurado y el espíritu “Rioja”

La intervención de Pelayo de la Mata y Pobes, Marqués de Vargas y miembro del jurado, aportó una dimensión adicional al acto. Su trayectoria en el ámbito taurino y su vínculo con una de las sagas vitivinícolas más emblemáticas reforzaron el carácter singular del premio: un galardón que no solo reconoce la excelencia en el ruedo, sino también la tradición estética y simbólica del traje de luces en su color rioja.

El propio trofeo Vestido de Luces Rioja y Oro, patrocinado por el Centro Riojano de Madrid con la colaboración de Marqués de Vargas, Ganadería Carriquiri, Bodegas Muga y Capital Radio, nació en el año 2000 con un objetivo muy concreto: reivindicar la denominación “rioja” para el traje de luces de color vino tinto frente al término “burdeos”. La iniciativa buscaba —y sigue buscando— devolver a ese color su identidad plenamente española y su profunda vinculación con la cultura riojana, reforzando la idea de que el toreo también se escribe en matices cromáticos y territoriales.

Un exalcalde, un maestro y una ovación

Uno de los momentos más emotivos de la velada llegó con la intervención del exalcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, quien quiso dedicar unas palabras a Morante de la Puebla. El exregidor destacó las virtudes artísticas del maestro: su profunda sensibilidad en la plaza, su capacidad de emocionar al público y su defensa del toreo clásico como expresión máxima de la estética taurina.

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Álvarez del Manzano insistió en que la tauromaquia necesita figuras como Morante, “capaces de elevar la fiesta a su máxima expresión estética”, frase que resonó en el salón y provocó una ovación cerrada. Su intervención sirvió para recordar que, más allá de polémicas coyunturales, el toreo sigue siendo para muchos una de las artes escénicas más genuinas de la cultura española.

El Capote Rioja y Oro: pundonor colombiano

La gala no se limitó al trofeo principal. Por segundo año consecutivo se entregó el Capote de Paseo Rioja y Oro, un premio destinado a reconocer el esfuerzo, el pundonor y la entrega de los toreros en la plaza. En esta edición, el galardón recayó en el matador colombiano Juan de Castilla, cuya actuación en Las Ventas dejó una profunda huella entre los aficionados por su coraje y autenticidad.

El encargado de entregarle el capote fue el torero salmantino Álvaro de la Calle, primer ganador de esta distinción. Su presencia y sus palabras de elogio hacia Juan de Castilla añadieron una dimensión de continuidad al premio: de un torero a otro, de una generación a otra, el reconocimiento al valor en la arena se transmitió casi como un testigo simbólico. Este capote contó con el patrocinio de Bodegas Marqués de Riscal, sumando otra gran casa del vino a la constelación de apoyos del Centro.

Premio TEMPLE: la defensa civil de la tauromaquia

La noche incluyó también la entrega del Premio TEMPLE, promovido por la Editorial Temple y patrocinado por el propio Centro Riojano de Madrid. A diferencia de los trofeos estrictamente taurinos, este galardón está destinado a reconocer la labor de personalidades civiles que defienden activamente la tauromaquia en el terreno social, cultural y mediático.

En esta edición, el premio fue otorgado a David Shohet, distinguido por su firme compromiso con la promoción y defensa del arte del toreo. La entrega corrió a cargo de Pío García-Escudero, expresidente del Senado, quien subrayó en su intervención la importancia de contar con voces valientes en el espacio público que sean capaces de explicar, argumentar y sostener la tauromaquia como parte esencial del patrimonio cultural español. En un tiempo de debates intensos, este tipo de figuras se convierten en piezas clave para que la conversación no se reduzca a tópicos o simplificaciones.

Un público de referencia: instituciones, peñas y sociedad civil

La ceremonia del XI Trofeo Vestido de Luces Rioja y Oro contó con una presencia notable de representantes institucionales y del mundo taurino. Entre los asistentes se encontraban la concejala Cayetana Álvarez de la Riva, el albaceteño Antonio Martínez Iniesta y Jorge Fajardo, presidente de la Federación Taurina de Madrid, además de numerosos aficionados, peñistas y representantes de la sociedad civil vinculados a la cultura riojana y al mundo del toro.

Este equilibrio entre autoridades, profesionales del sector y público general refuerza la naturaleza híbrida del evento: al mismo tiempo acto institucional, gala taurina y encuentro social. El Centro Riojano de Madrid se confirma así como un espacio donde se cruzan administraciones, empresas, mundo cultural y aficionados, en un formato que combina solemnidad y cercanía.

La clausura: identidad riojana y proyección taurina

El acto fue clausurado por Rodrigo Iturriaga, director de Cultura del Gobierno de La Rioja, quien puso el acento en el valor simbólico del trofeo y en su relevancia para la Comunidad Autónoma. Subrayó que este premio se ha consolidado como una referencia en el ámbito taurino, especialmente en el contexto de la Feria de San Isidro, y que funciona además como un elemento de identidad riojana reconocido tanto por profesionales como por aficionados.

Iturriaga insistió en que la conexión entre La Rioja y el mundo del toro va más allá de la estética del traje de luces: tiene que ver con una determinada manera de entender la elegancia, el carácter y el respeto a la tradición. En este sentido, el Centro Riojano de Madrid actúa como embajada cultural permanente, proyectando hacia la capital la riqueza y diversidad de la Rioja contemporánea, donde el vino, el arte y la tauromaquia conviven en un mismo relato.

Un trofeo que ya es historia

Al cierre de la velada, quedó claro que el XI Trofeo Vestido de Luces Rioja y Oro no es un episodio aislado, sino un nuevo capítulo en una historia que se viene escribiendo desde el año 2000. Su creación por parte de socios aficionados del Centro respondió a una intuición certera: que había espacio para un galardón que pusiera en valor tanto la faena como el símbolo cromático del traje, reivindicando la palabra “rioja” en el imaginario taurino.

Hoy, más de dos décadas después, el trofeo, el Capote Rioja y Oro y el Premio TEMPLE conforman un ecosistema de reconocimientos que abrazan el ruedo, la narrativa civil y la identidad territorial. En tiempos en que muchas tradiciones se debaten entre la continuidad y la transformación, la gala demostró que hay fórmulas elegantes y razonadas para celebrar, explicar y transmitir la tauromaquia a nuevas generaciones.

La entrega del XI Trofeo Vestido de Luces Rioja y Oro ha vuelto a confirmar al Centro Riojano de Madrid como un espacio de referencia para la celebración de la cultura riojana y de la tauromaquia entendida como arte, historia y símbolo compartido. La figura de Morante de la Puebla, el pundonor de Juan de Castilla, el compromiso civil de David Shohet y las palabras de figuras como Álvarez del Manzano, Pío García-Escudero o Rodrigo Iturriaga dibujan un mapa en el que tradición y contemporaneidad no se excluyen, sino que dialogan.

Para los lectores de TecFuturo innovador, la invitación es doble:

  • Si eres aficionado, da un paso más allá de la plaza y acércate a estos espacios de encuentro donde se piensa, se reconoce y se explica la tauromaquia con rigor y respeto.
  • Si te mueves en ámbitos culturales, académicos o de comunicación, aprovecha galas como esta para analizar cómo se construyen hoy los relatos sobre tradición, identidad y cultura en un contexto cambiante.

La próxima edición del trofeo ya se está gestando, aunque aún no tenga nombre ni fecha. La pregunta es qué papel queremos jugar en ella: espectadores pasivos o parte activa de una conversación que, más que nunca, necesita matices, memoria y visión de futuro.

El Centro Riojano de Madrid ha celebrado la entrega del XI Trofeo Vestido de Luces Rioja y Oro, consolidado como uno de los galardones taurinos más prestigiosos del panorama nacional, en una gala que reunió a más de 150 asistentes en los salones de su sede social. El premio principal fue otorgado a Morante de la Puebla por su excepcional faena en la Feria de San Isidro en Las Ventas; aunque el maestro no pudo asistir, remitió una carta de agradecimiento que fue acogida con una cálida ovación. La ceremonia fue inaugurada por el presidente del Centro, José Antonio Rupérez Caño, y contó con intervenciones destacadas de miembros del jurado como Pelayo de la Mata, Marqués de Vargas, y del exalcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, quien subrayó la importancia de figuras como Morante para elevar la tauromaquia a su máxima expresión estética.

Además del trofeo principal, se entregó por segundo año el Capote de Paseo Rioja y Oro, patrocinado por Bodegas Marqués de Riscal, que recayó en el matador colombiano Juan de Castilla, y el Premio TEMPLE —promovido por Editorial Temple— al civil David Shohet, en reconocimiento a su defensa activa de la tauromaquia, entregado por el expresidente del Senado, Pío García-Escudero. La clausura corrió a cargo de Rodrigo Iturriaga, director de Cultura del Gobierno de La Rioja, quien destacó el valor simbólico del premio y su relevancia como elemento de identidad riojana ligado a la Feria de San Isidro. El reportaje subraya el papel del Centro Riojano de Madrid como espacio de encuentro y proyección de la cultura riojana y de la fiesta de los toros, e invita a los lectores a implicarse en el debate contemporáneo sobre tradición, cultura e identidad.

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