En una exitosa operación, la Policía Nacional ha desarticulado un grupo criminal dedicado a las estafas informáticas, conocido como Operación Usura. El grupo, con base de operaciones en Leganés (Madrid), se hacía pasar por teleoperadores bancarios para alertar a sus víctimas de una supuesta estafa, cuando en realidad los estafadores eran ellos mismos. Hasta ahora, hay siete detenidos, todos jóvenes con antecedentes por delitos de estafa, y se han identificado más de 60 víctimas, aunque no se descarta que el número aumente. El fraude supera los 100.000 euros.
Declaraciones del jefe del Grupo de Ciberestafas de la Jefatura Superior de la Policía de Madrid, el inspector Fandiño, que ha destacado que «se ha desarticulado una organización criminal dedicada a la comisión de estafas informáticas». La organización suplantaba a una entidad de crédito «para conseguir obtener transferencias fraudulentas de las víctimas» dando más de 60 hechos delictivos con un importe que puede superar los 100.000 euros.
Modus Operandi: El grupo criminal operaba principalmente desde un domicilio en Leganés, utilizado como un call center. Los estafadores llamaban a sus víctimas, haciéndose pasar por empleados de un banco, y les informaban que alguien había solicitado un préstamo a su nombre. Para anular esta supuesta transacción, pedían a las víctimas que proporcionaran un código que recibirían por SMS. Sin embargo, este código era en realidad la confirmación de una compra fraudulenta que los estafadores habían iniciado minutos antes.
El inspector Fandiño, al frente de esta operación, explicó que la alarma saltó cuando un ciudadano denunció haber sido estafado de esta manera. A partir de esta denuncia, la Policía Nacional pudo relacionar otros casos similares y descubrir la estructura detrás de estas estafas.
La Operación Usura, que duró cuatro meses, llevó a los investigadores al sur de Madrid y Toledo, donde identificaron y arrestaron al líder del grupo y a sus seis cómplices. Durante el registro del domicilio en Leganés, los agentes encontraron varias tarjetas telefónicas y objetos tecnológicos relacionados con los delitos, así como más de 500 gramos de marihuana y un arma blanca.
El grupo utilizaba técnicas avanzadas de ingeniería social y spoofing, suplantando el número de teléfono de la entidad bancaria para ganar la confianza de sus víctimas. La operación de fraude se dividía en cuatro fases: selección de víctimas, suplantación de identidad del banco, recepción de la mercancía comprada y posterior venta de los artículos.
El nuevo grupo de ciberestafas de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid, compuesto por 28 agentes, ha identificado varios mecanismos utilizados por los estafadores para engañar a sus víctimas. Aconsejan que, ante cualquier llamada sospechosa, lo mejor es colgar y llamar directamente al número oficial de la entidad bancaria.
Los agentes enfatizan la importancia de no facilitar nunca datos personales ni contraseñas, especialmente bajo presión. Recomiendan no compartir códigos recibidos por SMS con ninguna persona que haya llamado. Este simple gesto puede reducir significativamente el riesgo de ser víctima de estafa, hasta en un 40%.
La Operación Usura destaca la creciente amenaza de las estafas informáticas y la importancia de estar alerta y bien informado para prevenir estos delitos. La desarticulación de este grupo criminal es un paso significativo en la lucha contra la ciberdelincuencia, y subraya la necesidad de continuar fortaleciendo las medidas de seguridad y concienciación entre la población.
