El Teatro de la Zarzuela renueva su ritual de abrir el telón en octubre con una obra que es mucho más que una ópera nacional: la nueva producción de “Pepita Jiménez” de Isaac Albéniz en versión de Pablo Sorozábal, dirigida escénicamente por Giancarlo del Monaco y musicalmente por Guillermo García Calvo, marca un acontecimiento que reescribe la historia escénica española. Del 1 al 19 de octubre, catorce funciones pondrán en escena la versión definitiva del maestro donostiarra, con tres “Pepitas” estelares y un montaje que escarba en lo más humano –y a veces más oscuro– de la pasión y el deseo, el deber y el conflicto.
Una temporada que comienza con arte, emociones y memoria
Comenzar un ciclo en el Teatro de la Zarzuela es tanto responsabilidad como celebración: cada temporada encapsula la herencia musical de España y la reinventa para nuevos públicos. Pepita Jiménez escenifica como pocas obras este crisol de identidad, conflicto y renovación.
La ópera, basada en la popular novela homónima de Juan Valera (1874), explora el enfrentamiento entre el deseo y el deber religioso, la pasión y la moralidad. Albéniz la compuso originalmente en inglés para el Lyric Theatre londinense; pronto vio versiones en italiano, alemán y francés en los principales teatros de Europa, y en español –en adaptación libre de Sorozábal– en su debut de 1964 en este mismo teatro madrileño. Pero nunca, hasta este ciclo, se había estrenado la revisión definitiva que Sorozábal grabó en 1967 protagonizada por Teresa Berganza.
Un equipo de grandes maestros y voces únicas
La dirección musical recae en Guillermo García Calvo, uno de los grandes especialistas en repertorio lírico español, que describe la música de Albéniz como “una joya del nacionalismo musical que sutura la pasión tradicional española con la sofisticación armónica europea”. La orquesta titular será la Comunidad de Madrid; el Coro del Teatro, bajo la dirección de Antonio Fauró, añade profundidad lírica; el equipo escénico –con escenografía de Daniel Bianco, vestuario de Jesús Ruiz y luces de Albert Faura– crea un espacio asombroso, poético y evocador donde la psicología de los personajes triunfa sobre el adorno.
Las sopranos Ángeles Blancas, Carmen Romeu y Maite Alberola encarnan a Pepita, alternándose en un personaje que mezcla sensualidad y contradicción. El joven seminarista Luis, símbolo del conflicto vocacional, será interpretado por los tenores Leonardo Caimi y Antoni Lliteres. Completan el reparto Ana Ibarra y Cristina Faus (Antoñona), Rodrigo Esteves (Pedro Vargas), Rubén Amoretti (Vicario), Pablo López (Conde de Genazahar), y Josep Fadó y Iago García Rojas (oficiales del conde).
El montaje: entre el verismo y la introspección psicológica
La propuesta escénica de del Monaco, conocida por su compromiso psicológico y su exploración de los rincones menos evidentes de la pasión humana, presenta la ópera como una crónica de los bajos fondos del alma. Todo gira en torno a la “oscura idiosincrasia” de los personajes y cómo sus deseos y dilemas, sus locuras y obsesiones, afloran en momentos de máxima tensión.
El espectáculo se convierte así en una experiencia total, donde la escenografía, la luz y el vestuario contribuyen a una atmósfera hipnótica y casi cinematográfica. En palabras del propio director, “cómo una mujer libre en su deseo y consciente de las normas, mezcla la sensualidad con lo humano, la bondad con la pulsión moral.”
El contexto histórico y el legado de Albéniz
El estreno de “Pepita Jiménez” marca un momento relevante en la evolución de la ópera española. Albéniz, músico universalmente reconocido, absorbió influjos veristas, líricos y nacionalistas; aquí conjuga el drama íntimo de Valera con el sofisticado aparato orquestal aprendido en sus años europeos. García Calvo señala que el “colorido, la riqueza melódica y la construcción armónica” de la obra permite entender la transición entre la zarzuela y la ópera moderna española.
Desde su debut en Liceu en 1896 hasta sus adaptaciones posteriores (incluida la histórica grabación de 1967 con Berganza), esta obra ha transitado todos los estilos y ensayos musicales, pero es en la versión Sorozábal –ahora montada integralmente por primera vez– donde culmina el diálogo entre lo trágico y lo celebratorio, el lirismo y la introspección.
Sinopsis: el dilema entre deber y deseo
La historia narra la lucha interna de Luis de Vargas, seminarista destinado al sacerdocio, al enamorarse de la joven viuda Pepita. Entre ambos se despliega una trama de miradas, suspenso y lenguaje corporal que expresa la dificultad de aceptar el amor apasionado frente al peso de la vocación religiosa y la presión social.
Albéniz construye su partitura con melodías cálidas, profundas, ritmos folclóricos y giros armónicos que otorgan a la obra un paisaje sonoro inconfundible donde Andalucía se vuelve protagonista.
Fechas y entradas
Las catorce funciones de “Pepita Jiménez” están programadas entre el 1 y el 19 de octubre. Las funciones comienzan a las 19:30h (domingos a las 18h).
Entradas disponibles en la web oficial [teatrodelazarzuela.inaem.gob.es] y taquillas del teatro.
La nueva producción de “Pepita Jiménez” en la Zarzuela es mucho más que una recuperación de patrimonio: es un homenaje al mestizaje musical, al compromiso artístico y a la capacidad del teatro español de renovarse sin abandonar su raíz. Pepita Jiménez será, en este octubre de 2025, la crónica vibrante de los bajos fondos del alma humana y una celebración de la herencia operística que resiste el paso del tiempo y la modernidad.


