miércoles, septiembre 3, 2025
Publicidad
Publicidad

La nueva Inspección Digital: la IA te vigila, pero el funcionario es invisible

Angel Bahamontes
Angel Bahamonteshttps://antpji.org/
Presidente de la Asociación Nacional de Tasadores y Peritos Judiciales Informáticos
Las opiniones expresadas en esta publicación son responsabilidad exclusiva de quien lo firma y no reflejan necesariamente la postura de TecFuturo. Asimismo, Tec Futuro no se hace responsable del contenido de las imágenes o materiales gráficos aportados por los autores.
Publicidad

En TecFuturo, es imprescindible poner el foco crítico sobre el impacto real que tendrá la digitalización extrema de la Inspección de Trabajo. La nueva Estrategia 2025-2027 del Gobierno plantea la utilización masiva de inteligencia artificial (IA) y forensia digital para vigilar empresas y detectar fraudes laborales, pero deja puertas abiertas a la invasión de la privacidad de los empresarios y a un preocupante desequilibrio de poder: frente a la hiperexposición y sancionabilidad de la pyme y el autónomo, la protección y anonimato de los funcionarios que manejan estos datos sigue siendo prácticamente absoluta.

IA y control digital: la “nueva normalidad” inspectora

La Estrategia de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social aprobada por el Gobierno —con una inversión récord de 28,5 millones de euros en tecnología y la incorporación de 554 nuevas plazas inspectoras— pone el acento en la transformación digital integral: algoritmos avanzados para el cruce masivo de datos, laboratorios de informática forense que analizarán evidencias digitales en profundidad y registros horarios interoperables a escala nacional. Todo, bajo el argumento de luchar contra el fraude empresarial y proteger los derechos laborales.

Pero ¿a qué precio para la privacidad y la presunción de inocencia de los empresarios?

De la sospecha permanente al “dossier electrónico” automatizado

Empresas, pymes y autónomos se enfrentan a un panorama en el que toda su actividad digital, documental y transaccional podrá ser rastreada, almacenada y auditada algorítmicamente:

Publicidad
  • Registro digital obligatorio y conservado cuatro años, con acceso de inspector, sindicatos y Administración.
  • Intercambio automatizado de datos entre Seguridad Social, AEAT, AEPD, etc., en tiempo real.
  • Técnicas de “big data forense” para detectar patrones de comportamiento “anómalos” o “sospechosos”, muchas veces sin intervención humana ni contexto profesional.

Las pymes denuncian que ahora son tratadas como sospechosas por defecto, debiendo invertir en herramientas y asesoría para evitar multas o sanciones desproporcionadas por errores formales, y que cualquier modificación salarial, ajuste de horario o relación laboral queda grabada y potencialmente cuestionada. El empresario pierde así la presunción de buena fe y el margen de discrecionalidad parar gestionar su negocio.

El funcionario digitalizado: anonimato, impunidad y asimetría

El avance tecnológico va acompañado de una paradoja: el funcionario público que accede o gestiona estos datos hipersensibles mantiene la protección del anonimato total y la inmunidad administrativa ante posibles extralimitaciones o filtraciones. Rara vez un inspector es investigado o sancionado si examina información empresarial fuera de su competencia, y aún menos si la utiliza para fines distintos a la inspección, porque los registros quedan en servidores gubernamentales, lejos del control real del afectado.

En la práctica, si un inspector comete una intromisión ilegítima o un presunto delito de acceso, resulta extremadamente difícil reclamar responsabilidad efectiva:

  • No hay canales de denuncia claros, ni transparencia sobre los usos de los datos.
  • Las acciones quedan diluidas como “errores de procedimiento” o “accesos justificados”, amparados por el carácter público de la función.
  • Los intereses empresariales quedan desprotegidos ante un paquete normativo muy laxo para la parte inspectora.

Así, el empresario queda sometido a una vigilancia digital asimétrica, mientras el funcionario que gestiona la IA difícilmente responderá ante la ley, aunque utilice la tecnología de manera indebida.

- Advertisement -

Forensia digital y riesgo real de abuso: ¿dónde está el control?

La instauración de laboratorios de informática forense en la estrategia oficial dirigida a “obtener evidencias digitales” bajo técnicas algorítmicas multiplica el potencial de privacidad empresarial vulnerada:

  • El inspector puede examinar —incluso “clonar”— servidores, nóminas, mensajería interna, registros de acceso, historiales de cambios y todo soporte digital vinculado a la actividad empresarial, muchas veces sin aviso previo ni consentimiento explícito del empresario, sino mediante mandatos administrativos genéricos.
  • La empresa, sobre todo la pyme, carece de recursos para auditar si la extracción o análisis ha ido más allá del marco necesario.
  • El Estatuto del Empleado Público y la LOPD ofrecen más garantías al funcionario/inspector que al empresario investigado, que rara vez sabrá si sus datos fueron tratados correctamente o si la retención fue excesiva.

¿Qué ocurre si un funcionario extrae información utilizada para perjudicar posteriormente a la empresa (por ejemplo, filtrando datos a la competencia, los sindicatos, otras administraciones o simplemente vulnerando secretos comerciales)? La estadística judicial apunta a que este “agente público digital” disfruta de una cuasi impunidad: las denuncias rara vez prosperan y ni el RGPD ni la LOPDGDD contemplan en la práctica un control efectivo del uso tecnológico por el sector público.

El agravio comparativo: el “gran hermano” digital de la empresa

Este desequilibrio legal, tecnológicamente amplificado, provoca un agravio sistemático:

  • La IA se utilizará para cruzar nóminas, jornadas, mails y expedientes de cada empresario; cualquier posible irregularidad será detectada, archivada y objeto de expediente sancionador automatizado.
  • El simple acceso o manejo de datos por parte de funcionarios públicos —incluso de los que posteriormente dejen su plaza para trabajar en el sector privado o consultoras de inspección— continuará opaco y sin consecuencias si se produce una vulneración.
  • El control respecto al tiempo remoto, salarios diferidos, cambios de contratos y bonificaciones deja datos extremadamente sensibles en manos de la inteligencia artificial y de servidores públicos que no tienen, en la práctica diaria, límites claros.

Empresarios y colectivos como CONPYMES han alertado ya de este “excesivo control tecnológico” y del riesgo reputacional y económico de estas extralimitaciones administrativas, sumadas al coste estructural de digitalizarse a marchas forzadas, cuando el 90% del tejido empresarial carece aún de recursos o know-how para adaptarse.

¿Un modelo sin derechos de defensa? El futuro de la privacidad empresarial

El peligro reside en que, bajo la aspiración legítima de terminar con el fraude y la precariedad, se vulneren derechos esenciales de los empresarios y equipos directivos:

  • Desaparición de la presunción de inocencia y de la privacidad de la gestión interna.
  • Insuficiente fiscalización de las acciones y omisiones tecnológicas de los funcionarios.
  • Asimetría en el acceso, protección y custodia de los datos empresariales.

Para TecFuturo, la solución pasa necesariamente por:

  • Auditorías cruzadas externas e independientes sobre el uso de la IA por las Administraciones.
  • Protocolos transparentes para la denuncia de extralimitaciones y acceso indebido.
  • Formación y derechos de los empresarios y escuelas de compliance para la defensa digital frente al Estado digital.

Un contexto internacional: ¿se puede aprender de otras jurisdicciones?

En otros países europeos, la utilización de la IA en la administración está sometida a estrictos controles y auditorías externas. Francia, Alemania o los Países Bajos requieren registro obligatorio de cada acceso a datos sensibles, información transparente de todos los algoritmos y canales externos para reclamar abusos de poder o brechas de privacidad por parte de los funcionarios inspectores.

España, con la Estrategia 2025-2027, corre el riesgo de crear un entorno donde la vigilancia es ubicua, la protección de los datos del empresario mínima y la sanción/responsabilidad del funcionario casi inexistente. El resultado: un agravio sin precedentes para la igualdad ante la ley, la confianza empresarial y, en última instancia, la competitividad del tejido productivo.

TecFuturo exige debate, equilibrio y garantías

La revolución de la IA en la Inspección de Trabajo española, lejos de ser solo un paso tecnológico, abre el mayor debate ético y jurídico de los últimos años: ¿puede una administración sin control digital real tratar datos empresariales ultraprivados, mientras los funcionarios quedan blindados ante cualquier extralimitación? ¿Es compatible la eficiencia inspectora con la privacidad y los derechos fundamentales de quienes crean empleo y riqueza?

Desde TecFuturo, el reto está lanzado: será necesario un nuevo pacto digital, con garantías de privacidad, defensa jurídica y control ciudadano sobre la Administración algorítmica, porque ningún sistema es tan perfecto como para no requerir límites claros.

¿Tu empresa está preparada para el desafío de la inspección digital y la defensa de tu privacidad ante la inteligencia artificial pública? Este será, sin duda, el gran tema de los próximos años en el ecosistema legal y tecnológico español.

Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Suscríbete a nuestro Boletín

Regístrate para recibir contenido interesante en tu bandeja de entrada, cada semana.

¡No hacemos spam! Lee nuestra política de privacidad para obtener más información.

Lo más leido