martes, junio 17, 2025
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Código Rojo Digital: México Reacciona

Angel Bahamontes
Angel Bahamonteshttps://antpji.org/
Presidente de la Asociación Nacional de Tasadores y Peritos Judiciales Informáticos
Las opiniones expresadas en esta publicación son responsabilidad exclusiva de quien lo firma y no reflejan necesariamente la postura de TecFuturo. Asimismo, Tec Futuro no se hace responsable del contenido de las imágenes o materiales gráficos aportados por los autores.
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En un mundo donde los ataques no vienen solo del cielo ni del suelo, sino de líneas de código invisibles que roban identidades, paralizan hospitales y desestabilizan naciones, México se encuentra en una encrucijada crítica. Por fin, y tras años de postergaciones, la nación se encamina hacia la creación de una Ley General de Ciberseguridad y una posible Agencia Nacional especializada que marcarían un punto de inflexión histórico.

El Senado analiza actualmente una propuesta ambiciosa que busca blindar al país frente a un enemigo intangible pero devastador: el cibercrimen. Una amenaza que no solo afecta a las grandes infraestructuras, sino también a millones de ciudadanos cuyas vidas se ven alteradas por fraudes, suplantaciones o robos de datos cada día.

Países como España han integrado a los peritos informáticos como figuras clave en procesos judiciales relacionados con delitos digitales. En Francia, el CERT (Computer Emergency Response Team) es un organismo independiente con autonomía para intervenir en incidentes críticos. En Alemania, la Ley de Seguridad en la Información (BSIG) obliga a empresas e instituciones clave a reportar incidentes en tiempo real. Si México adopta modelos similares con ajustes a su contexto, su infraestructura digital podrá blindarse eficazmente.

Más allá de los aspectos normativos y técnicos, el mayor desafío será cultural: construir una conciencia colectiva sobre la importancia de la ciberseguridad. Esto implica educar desde la infancia, formar a funcionarios y ciudadanos, y fomentar el reporte de incidentes sin estigmas ni burocracia.

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Hoy, miles de mexicanos son víctimas silenciosas de delitos digitales que ni siquiera denuncian, ya sea por vergüenza, desconocimiento o la sensación de que “nadie puede hacer nada”. Una ley bien aplicada, una agencia activa y una sociedad informada pueden cambiar esa percepción y devolver el control a los usuarios.

El proyecto de Ley General de Ciberseguridad y la creación de una Agencia Nacional especializada no es solo una respuesta a los crecientes ciberataques: es una declaración de soberanía digital.

En un mundo donde las guerras ya no se libran solo con armas convencionales, sino con malware, phishing, manipulación de algoritmos y control de infraestructuras críticas, tener una estrategia nacional de ciberdefensa es tan importante como tener un ejército preparado.

Desde 2015, al menos 24 iniciativas han intentado regular el ámbito digital sin éxito. Hasta abril de 2025, México no cuenta con una legislación específica sobre ciberseguridad. El 83% de estas propuestas han quedado atascadas en la cámara de origen, según El Economista.

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En 2023, el diputado Javier Joaquín López Casarín impulsó una ley federal que incluía la creación de una Agencia Nacional, pero fue criticada por ONG como R3D o Artículo 19 por su potencial riesgo a los derechos humanos y a la libertad de expresión.

En 2024, los senadores Sergio Pérez Flores y Rafael Espino de la Peña retomaron la iniciativa con un enfoque más técnico: una Comisión Nacional de Ciberseguridad sin excesos de poder, pero con capacidad de coordinación y generación de políticas públicas. Aún no se ha aprobado.

La nueva propuesta de ley tiene tres pilares: regulación técnica, coordinación institucional y sanción eficaz. Busca establecer claramente las obligaciones del sector público y privado en materia de ciberseguridad, y proteger infraestructuras críticas como energía, telecomunicaciones, finanzas y salud.

El objetivo es claro: dotar a México de una estrategia nacional de defensa digital, con capacidad de anticipación, reacción y protección, al mismo nivel que países como Alemania, Estonia o Francia.

“La creación de una Agencia Nacional de Ciberseguridad permitirá coordinar estrategias eficaces para prevenir, detectar y responder a ataques cibernéticos, protegiendo la estabilidad y seguridad del país.” — Senador Alejandro Moreno

La iniciativa también endurece las penas para delitos como el robo de identidad, fraudes digitales, suplantaciones, ransomware o uso indebido de datos personales. Los delitos serán tipificados con mayor precisión para facilitar su judicialización.

“No podemos permitir que los delincuentes cibernéticos actúen impunemente. Vamos a aplicar todo el peso de la ley.” — Alejandro Moreno en Hoja de Ruta Digital

Es un mensaje contundente para mafias digitales y hackers oportunistas: México no será más un paraíso para el crimen virtual.

El documento reconoce que no basta con castigar. Plantea integrar contenidos sobre ciberseguridad desde primaria hasta la universidad, formar a funcionarios públicos y ofrecer capacitaciones para empresas. La prevención será cultural.

Según Grupo Milenio, más del 60% de los delitos digitales no se denuncian. Hay miedo, vergüenza y desconocimiento. Este proyecto busca revertir ese dato, empoderando a ciudadanos e instituciones para que identifiquen riesgos y actúen.

México no está aislado. El proyecto contempla alinearse con estándares internacionales, compartir inteligencia cibernética y colaborar con agencias como el FBI, Interpol o el ENISA europeo.

“La ciberseguridad es un reto global que exige una respuesta coordinada. México debe fortalecer la cooperación internacional para enfrentar juntos las amenazas del ciberespacio.” — Senador Moreno

Se busca replicar modelos como el CERT francés, el BSIG alemán o la presencia forense como la de los peritos informáticos judiciales en España, quienes hoy son parte clave de los procesos por delitos digitales.

Una de las grandes fortalezas del proyecto es que no olvida la dimensión humana. Plantea reglas estrictas sobre el uso de datos personales, garantizando privacidad, derecho al olvido y protección frente a usos abusivos.

“Es necesario que los ciudadanos tengan la certeza de que sus derechos digitales serán protegidos, sin excepciones.”

A diferencia de leyes fallidas del pasado, esta nueva propuesta se esfuerza por no caer en la censura ni en la vigilancia masiva.

No todo es aplauso. Especialistas alertan sobre posibles imprecisiones técnicas: confusión entre términos como “seguridad informática”, “ciberseguridad” y “seguridad de la información”. También critican la falta de definiciones claras y la ausencia, de momento, de un verdadero plan operativo multisectorial.

La ley será inútil si no tiene claridad conceptual y aplicabilidad real. México no necesita una ley para mostrar en foros, necesita una estrategia para ejecutar, prevenir y sancionar.

Frente a naciones como Israel, donde la ciberseguridad se enseña desde el bachillerato, o Estonia, con gobierno 100% digitalizado y protegido, México aún arrastra retraso. Sin embargo, esta propuesta puede marcar el despegue hacia el liderazgo regional en ciberdefensa.

“La creación de una agencia activa y la implementación rigurosa de esta ley convertirán a México en un actor de peso en el combate al cibercrimen en América Latina.”

Uno de los mayores desafíos es romper el tabú del delito digital. Hoy, miles de ciudadanos no denuncian ni saben a dónde acudir. Se sienten solos, vulnerables, invisibles.

Una ley justa, una agencia real y una ciudadanía formada pueden romper el silencio y devolver el poder a las personas.

La batalla por la soberanía digital no se gana solo con leyes, se gana con educación, transparencia, tecnología ética y voluntad política. Esta iniciativa —si se fortalece con participación pública, revisión técnica y visión de futuro— puede ser el punto de inflexión que México necesita para dejar de ser víctima… y empezar a liderar.

Porque en un mundo donde los algoritmos ya deciden, los datos valen más que el oro y las guerras se libran en el ciberespacio, la seguridad digital es seguridad nacional.

Si se implementa con rigor, ética y participación multisectorial, México puede convertirse en el referente latinoamericano en protección digital.

Ahora la pregunta es: ¿seguirá el resto de los países el ejemplo? ¿O dejarán que los hackers, y no los legisladores, escriban el futuro de nuestras naciones?

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