jueves, octubre 17, 2024

Acabo de licenciarme

Angel Bahamontes
Angel Bahamonteshttps://antpji.org/
Presidente de la Asociación Nacional de Tasadores y Peritos Judiciales Informáticos

El otro día llego en nuevo becario a la redacción y esta era su presentación:

Tengo 24 años, y acabo de licenciarme. A pesar de este logro, me encuentro envuelto en una incertidumbre abrumadora sobre mi futuro laboral. La sensación de que en menos de dos años podría no encontrar trabajo se cierne sobre mí como una nube oscura.

Cada día, las noticias están llenas de historias sobre empresas que implementan la Inteligencia Artificial (IA), financiadas por multinacionales como Amazon y Google. Este desarrollo tecnológico está cambiando rápidamente la sociedad laboral, la cual parece adormecida, enfrentando altos niveles de absentismo y un futuro donde el concepto de empleo tal y como lo conocemos podría desaparecer.

La historia nos muestra que cada revolución tecnológica reconfigura los cimientos del conocimiento y la estructura laboral. Sin embargo, tanto los más jóvenes como los mayores parecen estar en un estado de negación ante este progreso inevitable. Muchos se aferran a tareas y roles donde la IA aún no ha hecho su aparición, sin explorar las nuevas oportunidades que se presentan diariamente.

El objetivo común del campo de la IA es crear sistemas que puedan realizar cualquier tarea humana. Dada la velocidad de la carrera tecnológica, parece que alcanzaremos este objetivo pronto. La búsqueda de la perfección en la IA es impulsada por consideraciones económicas y comparativas. Aunque actualmente los sistemas de IA no son capaces de desarrollar largos y complejos programas informáticos o resolver fórmulas matemáticas intrincadas por sí solos, están mejorando a un ritmo exponencial en todas las tareas cognitivas.

Hasta ahora, el trabajo ha sido la principal forma de transferir riqueza y recursos. Además, permite establecer conexiones sociales, otorga estatus y sentido de pertenencia, y garantiza la estabilidad política de un país. Sin embargo, la IA está cambiando esta dinámica. Por cada puesto de trabajo que se pierde debido a la automatización, surgen más de diez nuevos empleos que aún no tienen nombre pero que estarán en alta demanda. Esto plantea una nueva realidad: la necesidad de especializarse en IA, independientemente del sector en el que se trabaje.

La nueva realidad del empleo es la que hay, la integración de la IA en diversas industrias está redefiniendo el mercado laboral. Las tareas repetitivas y predecibles son las primeras en ser automatizadas, lo que lleva a una reducción de ciertos tipos de empleo. No obstante, la tecnología también está creando una multitud de nuevos roles. Desde analistas de datos hasta diseñadores de algoritmos, pasando por especialistas en ética de IA y gestores de transformación digital, las oportunidades están surgiendo en campos que no existían hace una década.

La piedra filosofal hoy día es el dato y la paradoja de la productividad engancha a los emprendedores y empresarios, porque la IA promete aumentar la productividad y la eficiencia en todas las industrias. Sin embargo, este aumento no siempre se traduce en una mejora inmediata de las condiciones laborales. A corto plazo, puede generar desempleo y subempleo, afectando a los trabajadores menos calificados. La clave para superar esta transición radica en la educación y la formación continua. Los trabajadores deben adaptarse y adquirir nuevas habilidades que les permitan desempeñar roles complementarios a la IA.

Es vital que no adaptemos a los cambios laborales y profesionales, ya que en un entorno laboral en constante cambio, la adaptabilidad se convierte en una habilidad crucial. Las empresas valoran cada vez más la capacidad de sus empleados para aprender y aplicar nuevas tecnologías. Por tanto, los profesionales deben estar dispuestos a invertir en su propio desarrollo, participando en programas de formación y educación continua. Esta mentalidad de aprendizaje permanente no solo es esencial para mantenerse relevante en el mercado laboral, sino también para aprovechar las nuevas oportunidades que surgen.

Los gobiernos y las instituciones educativas tienen un papel fundamental en esta transición. Deben promover políticas que fomenten la formación en habilidades digitales y la educación en IA desde edades tempranas. Además, es crucial que se establezcan redes de seguridad social que apoyen a los trabajadores desplazados por la automatización, facilitando su reubicación en nuevos roles.

La ética y la responsabilidad cuenta, si los políticos no entienden la fuga de cerebros y que hay que pagar bien a los profesionales, el progreso peligrara, porque a medida que la IA se integra más profundamente en nuestras vidas, surgen cuestiones éticas significativas. La responsabilidad de asegurar que estas tecnologías se utilicen de manera justa y beneficiosa recae tanto en los desarrolladores como en los usuarios. La transparencia, la equidad y la rendición de cuentas deben ser principios fundamentales en el desarrollo y la implementación de la IA.

Todos podemos formar parte de este ecosistema, en donde tenemos que mentalizarnos de que en el futuro, la colaboración hombre-máquina, estará presente cada vez en más modelos de negocio

Lejos de ser una amenaza, la IA tiene el potencial de transformar el trabajo humano en una colaboración enriquecedora entre personas y máquinas. Las máquinas pueden encargarse de tareas tediosas y repetitivas, liberando a los humanos para centrarse en trabajos creativos y estratégicos que requieren empatía, juicio y habilidades interpersonales. Este cambio podría llevar a una mayor satisfacción laboral y a una redefinición de lo que significa trabajar.

Para navegar en Internet, para establecer un entorno seguro, para defenderse e incluso para mejorar nuestro curriculum laboral y profesional, la formación es la clave para el exito

Para aquellos de nosotros que estamos entrando en el mercado laboral, la formación en habilidades relacionadas con la IA es esencial. Los cursos en ciencia de datos, aprendizaje automático y programación pueden abrir puertas a nuevas oportunidades. Además, habilidades blandas como la comunicación, el pensamiento crítico y la capacidad de trabajar en equipo serán igualmente importantes en este nuevo entorno laboral.

La sensación de incertidumbre que muchos jóvenes sentimos al entrar en el mercado laboral es comprensible. Sin embargo, esta era de cambios rápidos también está llena de oportunidades para aquellos que estén dispuestos a adaptarse y aprender. La IA está aquí para quedarse, y su impacto en el empleo será profundo y duradero. La clave para prosperar en este nuevo mundo radica en la adaptabilidad, la educación continua y la colaboración.

En lugar de ver la IA como una amenaza, debemos verla como una herramienta que puede ayudarnos a alcanzar nuevos niveles de productividad y creatividad. Con el enfoque adecuado, podemos aprovechar las oportunidades que ofrece esta revolución tecnológica para construir un futuro laboral más dinámico y enriquecedor.

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