jueves, octubre 17, 2024

Uruguay endurece la lucha contra la ciberdelincuencia

El Senado uruguayo ha dado un paso decisivo en la lucha contra la ciberdelincuencia al aprobar este miércoles la creación de ocho nuevos delitos penales específicos para combatir las crecientes amenazas en el mundo digital. En un mundo donde el crimen cibernético se ha convertido en una de las actividades ilegales más lucrativas a nivel global, Uruguay ha decidido endurecer su legislación para proteger a sus ciudadanos.

La nueva ley, que ahora espera la promulgación del Poder Ejecutivo, convierte en delitos penales varias prácticas que hasta ahora habían quedado en un limbo legal. Entre ellas, se destacan el acoso y las estafas a través de redes sociales, que ahora serán castigados con penas de prisión, lo que representa un avance significativo en la protección de los derechos de los usuarios en el entorno digital.

Con esta ley, el fraude y la estafa informática no solo se reconocen como delitos, sino que incluyen agravantes cuando se cometen contra familiares o el Estado, reflejando la seriedad con la que se trata esta problemática. Además, el acoso telemático, una nueva figura legal, castigará con penas de tres meses a tres años de prisión a quienes vigilen, persigan o intenten acercarse a una persona a través de medios electrónicos.

La legislación también aborda el acceso ilícito a datos informáticos, la interceptación ilegal de comunicaciones, la vulneración de datos y la suplantación de identidad, imponiendo penas que van desde un año hasta seis años de prisión. Estas medidas buscan cerrar las brechas legales que permitían a los ciberdelincuentes actuar con impunidad.

El proyecto de ley, impulsado por el diputado de Cabildo Abierto, Sebastián Cal, también incluye medidas preventivas y educativas. Se prevé una campaña de educación financiera para concienciar a la población sobre los riesgos y métodos de protección ante fraudes digitales. Además, la ley permitirá a los bancos frenar transacciones no consentidas y creará un registro de ciberdelincuentes, mejorando la capacidad de las autoridades para rastrear y detener a los infractores.

A pesar de su aprobación, la ley no estuvo exenta de controversias. Uno de los puntos más discutidos, incluso dentro de la coalición de gobierno, fue el acoso telemático. Algunos sectores temen que la nueva figura legal podría dar lugar a interpretaciones injustas o excesivas. Sin embargo, la mayoría del Senado consideró que la protección de las víctimas debía prevalecer, aprobando la ley con los votos del oficialismo.

Con esta legislación, Uruguay se posiciona a la vanguardia en la protección contra los delitos cibernéticos en América Latina, enviando un mensaje claro a quienes intentan aprovecharse del anonimato y la complejidad del mundo digital. Ahora, queda por ver cómo estas nuevas herramientas legales se implementarán y su impacto en la reducción de la ciberdelincuencia en el país.

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