Reino Unido está sumido en una profunda crisis social y de seguridad, con más de 460 personas detenidas tras una semana de violentas protestas contra el islam y la inmigración ilegal. Estos disturbios, considerados los más graves en más de una década, después de que la policía matara a tiros a un hombre negro en el norte de Londres.
Entonces la violencia se extendió a varias ciudades, con incendios, saqueos, destrucción de autos, edificios y residencias, y la muerte de cinco personas, ahora la tensión pública no da señales de desaparecer, habiendo desencadenado una oleada de violencia y caos en varias ciudades del país.
Todo comenzó con el asesinato de tres niñas el pasado 29 de julio en la ciudad costera de Southport. La tragedia se viralizó en redes sociales, donde falsamente se atribuía el crimen a un solicitante de asilo, encendiendo una llama de odio y resentimiento que rápidamente se propagó. Grupos de extrema derecha, aprovechando el clima de tensión, tomaron las calles lanzando consignas antiinmigrantes e islamofóbicas, atacando mezquitas y hoteles que albergan refugiados.
El detonante de los disturbios fue el brutal asesinato de tres niñas de 6, 7 y 9 años, quienes participaban en una actividad de música y baile en la ciudad costera de Southport, en el noroeste de Inglaterra. Un adolescente de 17 años irrumpió en el club Hart Space Studio armado con un cuchillo, matando a las tres niñas, hiriendo gravemente a otras cinco menores y dejando a dos adultos en estado crítico.
El ataque desató violentos disturbios de grupos antiinmigrantes en diferentes ciudades de Reino Unido, motivadas en parte por información falsa difundida en las redes sociales que aseguraba que el sospechoso era un refugiado musulmán que llegó al país de forma ilegal en un bote.
Parte de los que salieron a las calles exigían que se divulgara el nombre del acusado, pero la ley británica no permite que se revele la identidad de los menores de 18 años.
Este ataque desencadenó una ola de violentos disturbios por parte de grupos antiinmigrantes en diversas ciudades del Reino Unido, exacerbados por la difusión de información falsa en redes sociales. Estos rumores afirmaban que el sospechoso era un refugiado musulmán que había llegado al país de manera ilegal en un bote.
La indignación pública llevó a muchos manifestantes a exigir la divulgación del nombre del acusado, pese a que la ley británica protege la identidad de los menores de 18 años. La desinformación y los mensajes contra migrantes y refugiados alimentaron la participación de una variedad de grupos e individuos islamofóbicos, incluidos neonazis y hooligans.
La magnitud de la violencia obligó a miembros de la comunidad musulmana a refugiarse en una mezquita en Southport, mientras agitadores lanzaban bombas molotov y ladrillos contra el edificio. Los incidentes no se limitaron a esta localidad; se extendieron a múltiples regiones del país, exacerbando la crisis.
Finalmente, el juez a cargo del caso permitió revelar el nombre del acusado en interés público para evitar más desinformación, ya que el joven estaba próximo a cumplir la mayoría de edad. El sospechoso resultó ser Axel Muganwa Rudakubana, un británico nacido en Cardiff, Gales, de padres ruandeses. Rudakubana enfrenta tres cargos de asesinato, diez de intento de asesinato y uno por posesión de un arma blanca. Actualmente, está bajo custodia de las autoridades y deberá comparecer nuevamente ante el tribunal el 25 de octubre.
Este trágico incidente subraya una vez más cómo las empresas de redes sociales pueden contribuir a la propagación de desinformación y discursos de odio, sin asumir responsabilidad alguna por su papel como altavoz de actividades criminales online.
En Londres, los manifestantes antiinmigrantes desplegaron una pancarta cerca de la residencia del primer ministro con el mensaje: «Ya Basta – Alto a los Botes».
La violencia se intensificó con ataques a varios hoteles en el norte de Inglaterra, donde cientos de solicitantes de asilo fueron trasladados por razones de seguridad. En Rotherham, los residentes del hotel Holiday Inn Express describieron la experiencia como «absolutamente aterradora», teniendo que reforzar sus puertas con refrigeradores y muebles para protegerse.
En Bolton, un grupo de aproximadamente 300 personas enmascaradas se enfrentó a los manifestantes antiinmigrantes, gritando «Allahu Akbar» (Dios es grande). Starmer calificó las revueltas como «matonismo de extrema derecha», denunciando la violencia como un acto organizado que no será tolerado ni en las calles ni online.
Resultó ser Axel Muganwa Rudakubana, británico nacido en Cardiff, Gales, de padres ruandeses. Está acusado de tres cargos de asesinato, 10 de intento de asesinato y uno por posesión de un arma blanca. Se encuentra bajo custodia de las autoridades y tendrá que comparecer nuevamente ante un tribunal el 25 de octubre.
Como siempre los únicos que sacan partido son las empresas de redes sociales que estan exentas de asumir responsabilidad alguna, aunque sea altavoz de actividades criminales online.
