En una reciente decisión, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de La Rioja ha confirmado el despido de un empleado de supermercado que utilizó la tarjeta de crédito olvidada de una clienta para realizar compras personales. El monto total de las transacciones fraudulentas ascendió a 596,27 euros.
El incidente comenzó la mañana del 24 de febrero de 2023, cuando una clienta se dio cuenta de que había olvidado su tarjeta de crédito en el supermercado tras finalizar su compra. Inmediatamente, la clienta llamó al establecimiento, donde una de las gerentes confirmó que la tarjeta había sido encontrada. Siguiendo el protocolo de la empresa, la tarjeta fue depositada en un cajón bajo llave en la oficina del supermercado. La clienta informó que tardaría en recogerla debido a un tratamiento médico que estaba recibiendo.
Sin embargo, el 13 de marzo, la clienta volvió a contactar al supermercado, alertando sobre cargos sospechosos realizados mientras la tarjeta estaba en custodia. Según su relato, antes de que pudiera anularla, se habían efectuado 52 operaciones fraudulentas por un total de 596,27 euros.
La sentencia del Juzgado Social nº 3 de Logroño, respaldada por el TSJ, considera probada la autoría del trabajador demandado por varios motivos contundentes. En primer lugar, la tarjeta había sido guardada en un cajón accesible solo para cuatro personas, incluyendo al empleado en cuestión. En segundo lugar, el mismo día del extravío y recuperación de la tarjeta, por la tarde, el empleado procesó varias compras, aun cuando la tarjeta debía estar bajo llave. Finalmente, la coordinadora de la tienda identificó al empleado en las grabaciones de seguridad de dos comercios donde se utilizó la tarjeta.
Los magistrados concluyen que estos hechos constituyen una falta muy grave, sancionable con el despido inmediato. Por tanto, se desestimó el recurso de suplicación del trabajador y se confirmó la sentencia original.
Este caso subraya la importancia de la integridad y la confianza en el entorno laboral, especialmente en roles que implican la gestión de bienes y datos sensibles de los clientes. La sentencia reafirma la postura de cero tolerancia hacia el uso indebido de la información financiera de los clientes y establece un precedente claro sobre las consecuencias de tales acciones.
