El paisaje digital se enfrenta a un cambio radical con la entrada en vigor de la Ley para influencers, aprobada por el Gobierno mediante Decreto-ley. Esta normativa, que ha generado controversia desde su anuncio, afectará a alrededor de 600 creadores de contenido en España, quienes se verán obligados a cumplir una serie de requisitos estrictos o enfrentar sanciones significativas.
Según datos revelados, aproximadamente el 30% de los contenidos en línea en España son producidos por influencers, con un total de 12.000 creadores en el país. Sin embargo, la nueva ley establece que aquellos con ingresos anuales superiores a 300.000 euros brutos, más de un millón de seguidores en alguna red social o que publiquen 24 o más videos al año deben cumplir con las disposiciones del Real Decreto y registrarse en el Registro Estatal de Prestadores Audiovisuales en los próximos dos meses.
A pesar de su impacto significativo en el panorama digital, la normativa ha sido objeto de críticas por parte de asociaciones profesionales y creadores de contenido, quienes argumentan que no se han tenido en cuenta sus opiniones en el proceso de elaboración. Además, la rigidez de los criterios para ser considerado ‘influencer’, especialmente en lo que respecta a los ingresos brutos, ha generado preocupaciones sobre la exclusión de un gran número de creadores de contenido que no cumplen con los requisitos establecidos.
Por otro lado, las disposiciones de la ley incluyen la prohibición de utilizar de manera vejatoria la imagen de la mujer, así como la regulación de la publicidad en línea para garantizar la transparencia y protección del consumidor. Las multas por infracciones graves pueden alcanzar hasta el 3% de los ingresos devengados en el ejercicio anterior, con un máximo de 1.500.000 euros, lo que subraya la seriedad con la que se abordarán los incumplimientos.
En última instancia, la implementación de esta normativa plantea desafíos tanto para los influencers como para las plataformas digitales y las redes sociales. A medida que el entorno digital continúa evolucionando, será fundamental encontrar un equilibrio entre la regulación necesaria y la protección de la libertad de expresión y la creatividad en línea.
