Madrid alberga una fascinante colección de esculturas femeninas que adornan sus calles y plazas, ofreciendo un recorrido singular por la historia, la mitología y la cultura. Desde figuras inspiradoras hasta representaciones mitológicas, cada escultura cuenta su propia historia.
Iniciamos nuestro viaje en Plaza Colón con «Julia», una creación poética y virtual de Jaume Plensa. Esta escultura, moldeada a partir del escaneo de la cabeza de una niña real, es un espejo del alma que refleja la esencia más íntima de quien la observa, dependiendo desde qué ángulo se mire. Orientada hacia la puesta del sol, Julia crea una conexión profunda con la fachada de la Biblioteca Nacional.
En frente, captura nuestra atención una escultura voluptuosa, «La mujer con espejo», una de las icónicas «Gordas» del artista colombiano Otero, obsequiada a Madrid, engalanando la ciudad con su presencia.
El edificio de Abanca se corona con una cuadriga de bronce, dirigida por «Aurora». Según la mitología romana, Aurora anuncia el amanecer, simbolizando el renacer diario de la ciudad.
La Madre Tierra «Cibeles», emblemática y protectora de Madrid, se erige majestuosamente con sus 10.000 kilos de piedra, ocultando entre sus entresijos un secreto vinculado al Banco de España. Cerca, en el Círculo de Bellas Artes, nos vigila «Minerva», la diosa romana de la sabiduría, con su casto y serpiente, imponente en su altura y peso.
Al comenzar Gran Vía, nos recibe «Nike», la victoria alada griega, saludando cada mañana a «Diana», protectora de la naturaleza y la caza, acompañada de su arco y perros fieles. En Puerta del Sol, «Mariblanca» nos da la bienvenida, una réplica que recuerda la belleza inmaculada de su mármol original.
En Ferraz, se alza una réplica de la estatua de Sor Juana Inés de la Cruz, cercana a «Isabel de Borbón», y a «Emilia Pardo Bazán», en un tributo a su legado literario. «Clara Campoamor», defensora del sufragio femenino, y las heroínas «Clara del Rey» y «Manuela Malasaña», símbolos del valor madrileño, adornan otros rincones significativos de la ciudad.
Finalmente, en la calle del Pez, encontramos a «Julia», la estudiante que desafió las convenciones del siglo XIX para acceder a la educación. Este recorrido por las esculturas femeninas de Madrid no solo embellece la ciudad, sino que celebra la fuerza, la sabiduría y el espíritu de las mujeres a través de los tiempos.
Te invitamos a descubrir más de estas figuras inspiradoras por Madrid. Comparte tus hallazgos con nosotros y recibe un regalo por cada descubrimiento.