El Teatro Amaya de Madrid se viste de gala para acoger uno de los espectáculos musicales y teatrales más sofisticados, emotivos y artísticamente sólidos de la temporada. Entre el 23 de septiembre y el 12 de octubre de 2025, las noches de martes a viernes resuenan con la voz de Eva Marco y el piano de Natasha Belenova, en una propuesta escénica que no solo reivindica a la gran diva internacional, sino que explora la decantación personal y emocional de su vida y su arte. «María Callas, Sfogato» es, más que un homenaje, una íntima celebración-mirada a los grises, luces y sombras de la artista que conquistó y perdió el mundo en nombre de la música.
La leyenda de La Divina: música y biografía al desnudo
María Callas, nacida en Nueva York el 2 de diciembre de 1923 y fallecida en París el 16 de septiembre de 1977, sigue fascinando al público más de cuatro décadas después de su desaparición; su nombre vibra en la memoria colectiva del arte y la cultura mundial como sinónimo de excelencia, pasión e intensidad. Su vida y voz trascendieron los límites del talento y la tragedia, y lo que fue todo en el arte lo perdió, quizá irreparablemente, por amor y desamor.
El espectáculo «María Callas, Sfogato»—escrita por Pedro Víllora y dirigida por Alberto Frías—resitúa esa leyenda en las últimas y silenciosas horas de su vida. La escena, ubicada en el apartamento parisino de la soprano, se convierte en un palco para la memoria y el reencuentro: la prensa acecha fuera, y dentro, Callas se acompaña únicamente de Bruna, su ama de llaves y confidente. Es en ese compás de espera sin horizonte donde la protagonista repasa su accidentada biografía, los hitos sentimentales (el matrimonio con Giovanni Battista Meneghini, la tórrida relación con Aristóteles Onassis, los desencuentros artísticos y las colaboraciones íntimas con Giuseppe di Stefano), los triunfos absolutos y los abismos existenciales que la condujeron a los límites de la desesperanza.
La dramaturgia, la música y la puesta en escena
La pieza de Víllora es un texto refinado, emotivo y actual; revela a una María humana, frágil y valerosa a partes iguales. Se alternan pasajes de introspección con evocaciones de los grandes misterios que rodean a la soprano: desde el suicidio sotto voce, nunca comprobado, hasta la exposición mediática y la vulnerabilidad emocional.
En escena, cuatro mujeres dan vida y talento al mito:
- Mabel del Pozo / Lola Baldrich encarnan a una María profunda, poliédrica, que ve desde fuera a Callas y se disculpa por los excesos y las heridas de su propia vida vivida; el papel evoluciona entre la admiración, la nostalgia y el reproche íntimo.
- Anabel Maurin sobresale como Bruna, la ama de llaves y el espejo cotidiano de la diva: aporta calidez, complicidad y el contrapunto doméstico a la grandiosidad de la música y la emoción.
- La soprano Eva Marco es responsable de dar voz y cuerpo a los grandes hitos del repertorio de Callas. Prodigiosa, formada, expresiva, interpreta las arias más legendarias en riguroso directo: “O mio babbino caro” (Puccini), “Vissi d’arte” (Tosca), “Habanera” (Bizet), “Adieu, notre petite table” (Massenet), “Mon coeur s’ouvre à ta voix” (Saint-Saëns), “Casta Diva” (Bellini) y otras piezas. Cada interpretación es un prodigio de control vocal, sensibilidad e inteligencia dramática.
- Natasha Belenova, al piano, sostiene y enriquece cada momento musical con una técnica luminosa y precisa, convirtiéndose en una segunda voz, cómplice y resonancia de la protagonista.
La escenografía de Juansebastián Domínguez presenta un apartamento parisino íntimo, con efectos de luz de Enrique Toro que privilegian los claroscuros y las atmósferas de duelo. El vestuario de Sabina Atlanta juega entre la elegancia atemporal y la funcionalidad, subrayando el carácter ambiguo y cosmopolita de la diva. El sonido (Carlos Calvo) prioriza la naturalidad y la cercanía, evitando artificios y manipulaciones en favor de una experiencia musical y teatral pura.
El viaje emocional: del mito a la mujer
La gran virtud de “Sfogato” reside en su doble capa: por un lado, la dramaturgia y la música elevan a María Callas como icono, diva e influencia transgeneracional; por otro, la obra desgrana la cotidianidad, el dolor, la melancolía y el ansia de redención de una mujer quebrada y despierta. La pieza insiste en los temas de la prensa, la admiración hostil de sus seguidores y detractores, el amor y desamor como motores y frenos vitales, y la pasión artística que todo lo justifica y todo lo destruye.
Los diálogos entre María y Bruna y las intervenciones musicales configuran una estructura que alterna la celebración y la confesión. No hay trampas ni cámaras de por medio; la obra busca la autenticidad, la cercanía y el efecto de “teatro de cámara” que permite al público sentir el temblor de cada decisión y cada nota.
Como deja escrito la dirección: “La vida es música y en los momentos importantes nos damos cuenta”. Desde los aplausos en los balcones hasta la última aria en París, la propuesta escénica es una oda no solo a la voz sino a la experiencia vital, la resiliencia y la capacidad de amar/desamar y sobrevivir a ello.
Las músicas de la Divina: repertorio y legado
Las piezas escogidas para la interpretación en directo son un catálogo de leyenda. “O mio babbino caro”, “Vissi d’arte”, “Habanera”, “Adieu, notre petite table”, “Mon coeur s’ouvre à ta voix” y “Casta Diva” resuenan en sus mejores versiones, servidas por la voz de Eva Marco y el piano de Natasha Belenova. La selección musical no busca el efectismo sino la reconstrucción emocional: cada pieza resume una etapa de la biografía artística de Callas y dialoga con los conflictos, anhelos y debilidades de la protagonista.
La obra tiene el acierto de evitar la caricatura: no imita a La Divina, sino que la estudia, la homenajea y la reinterpreta, en lo vocal y en lo emocional. Como confiesa la propia intérprete, “estudié milimétricamente sus gestos, su movimiento y todo su mundo de fantasía y divismo; lo que al principio me resultó abrumador, por las posibles comparaciones, se ha convertido en uno de los proyectos más importantes de mi vida profesional”.
Producción, precios y detalles prácticos
María Callas, Sfogato está producida por el propio Teatro Amaya y compañías asociadas, con precios de entrada desde 18€—con descuentos de preventa de 15% y ofertas especiales para grupos. Las funciones tienen una duración aproximada de 70 minutos. La sala, conocida por su acústica y ambiente elegante, acoge el espectáculo del 23 de septiembre al 12 de octubre, con función de martes a viernes a las 20:00 y sábado-domingo a las 18:00.
Información y reservas:
Teléfono: 914 356 835
Venta online: www.teatroamaya.com, Vivaticket, Taquilla.com y plataformas asociadas.
Crítica y balance final
“María Callas, Sfogato” se destaca por su compromiso artístico y su honestidad biográfica. Es un montaje que rehúye el cliché de la diva para apostar por la vulnerabilidad. La escenografía y el equipo técnico refuerzan esa intimidad, permitiendo que los espectadores sientan el peso simbólico de cada recuerdo y cada aria, y que la música tenga el protagonismo real sobre las formas.
El elenco, liderado por Eva Marco y Natasha Belenova, ofrece una interpretación de alto nivel, cuidada y sentida, donde la voz y el piano se convierten en el espejo y refugio de María Callas. El trabajo de dramaturgia de Pedro Víllora, la dirección escénica de Alberto Frías y el diseño visual y sonoro del equipo técnico construyen una experiencia memorable, educativa y sensorial.
La propuesta es apta tanto para melómanos como para el público familiar; sirve como acercamiento a la vida y arte de Callas, y también como espejo de las emociones universales: la ambición, la pasión, la soledad, el arrepentimiento y la esperanza.
Conclusión: la música como refugio y testimonio
En “María Callas, Sfogato”, el Teatro Amaya ofrece no solo un espectáculo lírico sino un acto profundo de empatía y memoria cultural. Callas aparece como lo que fue: símbolo, mujer y voz, pero también como lo que todos somos, “detrás de cámaras”: seres humanos imperfectos, impulsados por el arte y el amor.
Su último día en París, narrado entre confidencias y arias, sirve de metáfora para entender el proceso creativo y destructivo que atraviesa a cualquiera que ha dado todo por la belleza y la emoción. La obra, entre la celebración y el dolor, enseña que a veces el verdadero triunfo reside en el deseo de cantar, amar y sobrevivir—y en la sinceridad con la que se enciende, aunque sea una vez más, la luz sobre el escenario.
María Callas sigue viva, no solo en la memoria de los enamorados de la ópera, sino en cada ovación y cada verso que resuena en los teatros del mundo. El Teatro Amaya le brinda su tributo en forma de espectáculo total, en la frontera entre lo lírico y lo teatral, lo íntimo y lo universal. Una cita ineludible en la agenda cultural de Madrid.


