domingo, diciembre 7, 2025
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Crítica de “La Cena” (2025) — Mario Casas en una comedia sobre la posguerra española

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Nos situamos el 15 de abril de 1939, apenas dos semanas después de la conclusión de la Guerra Civil Española. El general Franco y sus generales desean celebrar su victoria con una fastuosa cena en el emblemático Hotel Palace de Madrid. Sin embargo, el encargado de organizar este banquete, un joven teniente del ejército franquista llamado Alfonso (Mario Casas), se enfrenta a una situación inusual y critica: los cocineros republicanos, expertos y detenidos, deben preparar la cena bajo vigilancia estricta y en tiempo récord.

El problema es que el cocinero principal es un prisionero republicano y la cocina está plagada de tensiones y secretos a punto de saltar por los aires. En este ambiente de falsa tranquilidad, surgen diálogos llenos de ironía y situaciones disparatadas, mientras los personajes navegan entre el miedo, la sátira social y la burla de una España rota, todo envuelto en la preparación del banquete que puede cambiarlo todo.

Esta premisa ficticia, basada en la obra teatral La cena de los generales de José Luis Alonso de Santos, permite a Manuel Gómez Pereira intercalar elementos dramáticos y cómicos en un ambiente cargado de tensiones históricas, donde las lealtades, miedos, esperanzas y odios conviven en un mismo espacio. Pero más allá de la cocina, se cocina también una fuga, un plan desesperado para sobrevivir de aquellos que saben qué significará perder la guerra.

Reparto principal

  • Mario Casas como Alfonso, el joven teniente encargado de la organización del banquete franquista.
  • Alberto San Juan como don Víctor, el maître conservador y meticuloso.
  • Asier Etxeandia interpreta a un fascista fanático.
  • Elvira Mínguez como anarquista militante y presa.
  • Nora Hernández, Óscar Lasarte, Martín Páez, Eva Ugarte, Antonio Resines, entre otros, completan el elenco coral.

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Crítica

La Cena aterriza en nuestras pantallas con una frescura poco habitual para tratar una época tan densa como la posguerra española. Bajo la dirección de Manuel Gómez Pereira, la película apuesta por una comedia negra que destila humor ácido, sátira social y una pizca de thriller para crear una atmósfera tan hilarante como tensa.

El humor como motor de la historia

En lugar de recrear con solemnidad la dureza de la guerra, La Cena prefiere encender la chispa del humor para iluminar contradicciones históricas, absurdos y contradicciones humanas. El choque entre vencedores y vencidos, expresado en diálogos punzantes y situaciones surrealistas, da lugar a chistes que son punzones con sonrisa y que logran un equilibrio impecable entre risa y reflexión.

Mario Casas se luce con un personaje que camina entre la sensatez y la torpeza juvenil, convirtiéndose en el epicentro cómico y humano de la trama. Sus interacciones con los demás personajes, en especial con el maquiavélico don Víctor (Alberto San Juan), proporcionan escenas memorablemente divertidas, llenas de sarcasmo inteligente.

Los secundarios no se quedan atrás. La caricatura de un militar fascista fanático (Asier Etxeandia) que parece más un mal chiste que una amenaza real es un acierto para destensar y ridiculizar el fanatismo.
La rebelde anarquista (Elvira Mínguez) pone en jaque con ironía las reglas del juego, mostrando que la resistencia tiene su humor y valentía.

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Este reparto coral dota a la película de variedad y dinamismo, alejándose del panorama gris para ofrecer rostros y actitudes capaces de sacar carcajadas en medio del luto histórico.

La recreación del Hotel Palace con su solemne elegancia contrasta con el desorden emocional y político que se cuece en su interior. La tensión crece con cada paso de la organización de la cena, lo que genera situaciones absurdas que el guion aprovecha para mostrar lo ridículo de intentar imponer un orden estricto en medio del caos.

La brillante combinación de humor visual, diálogos memorables y situaciones escapistas mantiene al espectador atento, pendiente de cada giro ácido que derribe las máscaras oficiales.

Aunque La Cena es principalmente una comedia, no deja de ser una crítica mordaz y necesaria sobre el legado del franquismo y la polarización social que aún arrastra España. Su sátira no busca la confrontación directa ni la nostalgia amarga, sino invitar a la risa como catarsis y reflexión.

La película no teme ir al hueso con bromas sobre el absurdo de ciertos rituales y la fragilidad de los dogmas, mostrando con humor que el pasado puede ser revisado para aprender sin perder la esperanza.

La Cena es un triunfo narrativo que demuestra que la comedia es capaz de abordar temas profundos con respeto y entretenimiento. Mario Casas ofrece una interpretación fresca que conecta, y la dirección de Gómez Pereira consigue un filme ágil, vivo y con punch.

Para quienes disfrutan del cine que combina denuncia social con carcajadas inteligentes, esta es una cita ineludible. Entre risas explosivas y escenas de alta tensión, La Cena sorprende por su capacidad para hacer que el espectador reflexione sin dejar de disfrutar.

Tecfuturo recomienda esta película como una gran opción para los amantes del cine ligero con trasfondo comprometido.

Dirección y guion

Gómez Pereira logra controlar el ritmo con precisión quirúrgica, situando la acción en un solo día, entre las ocho de la mañana hasta la madrugada, transformando el Hotel Palace en un microcosmos que refleja un país roto. La presión crece a medida que el banquete se acerca y los personajes se ven obligados a confrontar su propia moral, sus miedos y su necesidad de sobrevivir.

El guion, coescrito por el director junto a Joaquín Oristrell y Yolanda García Serrano, presenta un equilibrio delicado entre el humor disparatado y la tensión dramática generada por el contexto histórico y la situación precaria en la que se encuentran los personajes. Destaca una crítica velada al franquismo y la reflexión sobre cómo heridas sociales y políticas persistentes siguen vivas en la memoria colectiva.

Mario Casas brilla como Alfonso, humanizando a un personaje que se encuentra en la encrucijada entre cumplir órdenes y despertar a la realidad moral de la situación. Su interpretación es natural, creíble y logra conectar emocionalmente con el espectador.

Alberto San Juan aporta un contrapunto perfecto como el maître don Víctor, con su elegancia, silencios llenos de significado y expresiones cargadas de ironía. Su actuación es quizá la más refinada, aportando matices y profundidad a la trama.

El resto del reparto coral, especialmente Nora Hernández y Asier Etxeandia, sostiene la narrativa con personajes bien dibujados que aportan realismo y brillo a la historia.

La recreación del Hotel Palace, realizada en localizaciones de Valencia, Madrid y Gran Canaria, no es solo un decorado, sino un elemento narrativo activo. Cada rincón, la luz, el vestuario y los detalles constructivos nos transportan a un momento histórico con gran precisión. La estética elegante contrasta con la brutalidad y hambre que sufrían muchas personas en aquella época, intensificando el drama subyacente.

La comedia, que a veces es corrosiva y otras más tierna, no evita la crudeza de la época ni la dureza del conflicto. En vez de quitarle gravedad, el humor facilita aproximarse a episodios duros con una distancia que da espacio para la reflexión. El filme es una clara sátira antibelicista que denuncia fanatismos, silencios y las contradicciones de un país dividido.

El guion no pretende ser políticamente correcto al extremo ni edulcorar el pasado, sino que, apuesta por mostrar la complejidad humana, el absurdo y la ironía que pueden surgir aún en tiempos tan oscuros.

“La Cena” se consolida como una de las mejores comedias de este año en el cine español. Combina un guion inteligente, actuaciones sólidas y una dirección que equilibra lo trágico y lo cómico con maestría. Aunque pueda no ser una película para todos los gustos por abordar un tema tan delicado con humor, es una obra necesaria, que invita a pensar en cómo el pasado sigue moldeando nuestro presente.

Para aquellos que busquen cine con carga social, momentos divertidos y rigurosidad histórica, “La Cena” reúne todos esos ingredientes con una narrativa que atrapa y provoca.

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