martes, septiembre 30, 2025
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La librería de San Gínez: ¡Testigo de secretos de 3 siglos!

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¡AGÁRRENSE FUERTE, LECTORES! Olvídense de las boutiques de moda y los influencers de pacotilla. Si quieren sentir el verdadero pulso, la arteria palpitante y polvorienta del Madrid más oscuro, noble y canalla, tienen que adentrarse en el Pasadizo de San Ginés. Allí, en ese rincón umbrío y embrujado que une la calle Arenal y la Plazuela, se alza un monumento al tiempo, una reliquia tan longeva que su historia se mide en siglos y no en años: La Librería de San Ginés. ¡No es una librería, es una cápsula del tiempo, un santuario de papel antiguo que lleva más de 370 AÑOS susurrando secretos!

EL SECRETO MEJOR GUARDADO DEL SIGLO XVII: 1650 Y EL NACIMIENTO DE LA LEYENDA

Cuando hablamos de la Librería de San Ginés, no estamos hablando de un negocio cualquiera. ¡Estamos hablando de 1650! Sí, lo han leído bien. En ese año, en pleno Siglo de Oro español, cuando Madrid era una olla a presión de pícaros, poetas y poderosos intrigantes, la semilla de este rincón mágico fue plantada.

El primer registro que nos llega, envuelto en el polvo de la historia y el aroma a tinta vieja, nos habla de Diego Logroño, el primer librero documentado en este mismo pasadizo. Piensen en ello: ¡1650! En aquella época, el mismísimo Rey Sol, Luis XIV, apenas empezaba a reinar en Francia. En España, el gran Felipe IV se sentaba en el trono, y la Villa y Corte era un laberinto de capa y espada. Mientras los corrales de comedias ardían con el ingenio de Lope y Calderón, Logroño ya estaba despachando manuscritos, pliegos sueltos y libros prohibidos.

EL DATO BOMBA QUE LO CAMBIA TODO: La Librería de San Ginés, en su modalidad de puesto de libros de viejo y de segunda mano, es considerada una de las más antiguas, si no la más veterana, de toda España con esta dedicación continuada. No es solo un local, ¡es una tradición inquebrantable! Ha sobrevivido a reyes, revoluciones, guerras, pandemias y, lo que es más increíble, ¡a la llegada de Internet! La madera de sus estantes tiene más arrugas que un pergamino medieval y ha absorbido la humedad, el drama y el arte de casi cuatro centurias.

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LA NOBLEZA Y EL VICIO: ANÉCDOTAS DE PASADIZO Y CHOCOLATE

La ubicación es la clave de su inmortalidad y su encanto. Enclavada justo al lado de la Iglesia de San Ginés de Arlés, uno de los templos más viejos de la ciudad, y flanqueada hoy por la archiconocida Chocolatería San Ginés, la librería siempre ha estado en el epicentro del cotilleo y el poder madrileño.

¡EL ESCONDITE DE LOS NOBLES PECCATA MINUTA!

Antiguamente, el pasadizo era el camino directo, discreto y menos iluminado para que los caballeros y las damas de alta alcurnia, que residían en las cercanías de la calle Mayor o la Plaza de Oriente, pudieran deslizarse sin ser vistos a sus citas secretas. ¿Su tapadera? «Voy a la iglesia a rezar» o «Necesito un libro». ¡Y ahí estaba nuestra librería, inamovible, para ofrecerles la coartada perfecta!

LOS ENCUENTROS DE LA ALTA SOCIEDAD (Y LOS PLIEGOS PROHIBIDOS):

A lo largo de los siglos XVIII y XIX, la librería se convirtió en un punto de encuentro no oficial. No solo acudían estudiosos y coleccionistas a buscar incunables y ediciones raras (que era su especialidad), sino que era el lugar ideal para intercambiar panfletos políticos subversivos, poemas satíricos que se burlaban del rey, o las picantes novelas pornográficas que la Inquisición o la moral de la época perseguían con fervor.

  • ANÉCDOTA CURIOSA (El olor a Chocolate y Poesía): Desde finales del siglo XIX, la convivencia con la chocolatería colindante (la famosa Chocolatería San Ginés, que nació en 1894), ha creado un fenómeno sensorial único. La Librería es, probablemente, el único lugar en el mundo donde el aroma a papel antiguo, cuero y moho literario se mezcla irresistiblemente con el profundo y dulce olor a chocolate caliente y churros recién hechos. Una mezcla que ha nutrido el estómago y el alma de generaciones de intelectuales y bohemios.

ILUSTRES VISITANTES: DE CORTESANOS A GIGANTES DE LA LITERATURA

Sus estantes y mesas de madera han sido testigos mudos del ir y venir de la élite cultural y política de España. Los libreros de San Ginés han visto desfilar a más celebridades que una alfombra roja.

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  • LOS GENERACIÓN DEL 98 Y MÁS ALLÁ: Hay constancia, o al menos el eco de la tradición oral, que sitúa a figuras de la Generación del 98 husmeando entre sus volúmenes. Se dice que el mismísimo Azorín, con su ojo agudo para el detalle castizo, la citó en alguna de sus crónicas de Madrid (aunque el libro exacto se pierda en la niebla del tiempo).
  • LA SOMBRA DE LOS GRANDES: En un radio de apenas cien metros, se ubicaban las famosas tertulias literarias del Café de Chinitas y otros cenáculos. Es imposible que gigantes como Valle-Inclán, Pío Baroja o Galdós no hicieran una parada técnica en el pasadizo para buscar esa edición olvidada, ese libro de segunda mano que solo la Librería de San Ginés podía desenterrar. Eran clientes habituales de los libreros de viejo.
  • DE HOY Y DE AYER: La tradición se mantiene. En la actualidad, bajo la incansable tutela de la familia Sanz, que se hizo cargo del negocio en 1952 (tomando el relevo de otros libreros históricos como Antonio Sánchez en 1922), la librería sigue atrayendo a ministros, actores, directores de cine y, por supuesto, a coleccionistas internacionales que vienen a cazar los tesoros escondidos en el corazón de Madrid.

MISTERIOS Y RESILIENCIA: LA LUCHA DE 370 AÑOS

La Librería San Ginés no solo ha vendido libros; ha vendido resistencia.

¡LA LUCHA CONTRA LA CENSURA Y EL FUEGO!

Pocos negocios pueden presumir de haber operado bajo las normas de la Monarquía Absoluta, la Inquisición (cuyos tentáculos llegaban a censurar el contenido editorial), el breve periodo de la República, y las dictaduras del siglo XX. El simple hecho de conservar su fondo editorial y su ubicación a la intemperie, pegada a una pared, habla de una tenacidad que roza lo milagroso. ¡Cuántos libros prohibidos se habrán vendido y escondido bajo esas mesas de madera a lo largo de las décadas para evitar la hoguera o la multa!

En una ciudad que se moderniza a pasos agigantados, la librería de San Ginés es un ancla. Sus estanterías de madera, a menudo coronadas por un techo de tejas curvas que le da un aire de quiosco bohemio, mantienen viva la estética de los «bouquinistes» parisinos, pero con el inconfundible aroma castizo de Madrid.

CURIOSIDAD FINANCIERA: Durante mucho tiempo, la Librería de San Ginés se especializó en algo que hoy sería el equivalente a una economía circular: el trueque y la venta de libros usados y descatalogados. En épocas de penuria económica, cuando el presupuesto familiar no permitía el lujo de comprar libros nuevos, este puesto era el santuario del estudiante y el intelectual pobre. Podías cambiar un viejo ejemplar de Góngora por una novela de folletín o un texto de medicina. ¡Era el Wall Street del papel viejo en Madrid!

¡UN TESTIGO EMBRUJADO DE LA NOCHE MADRILEÑA!

Y, por último, su relación con la noche madrileña. La cercanía a la Puerta del Sol, punto neurálgico de la juerga y la movida, la ha convertido en un final de fiesta insólito. ¿Cuántos noctámbulos, tras cerrar una noche de copas, han acabado a las cinco de la mañana en la Librería de San Ginés (que a menudo extiende su horario) comprando un libro de poesía o un viejo mapa de Madrid antes de ir a recuperar fuerzas con los famosos churros y chocolate? ¡Es el único lugar del mundo donde se combinan la resaca y la cultura de esta forma tan gloriosa y demencial!

¡MÁS DE TRES SIGLOS DE HISTORIA, TRES SIGLOS DE PLIEGOS SECRETOS! La Librería de San Ginés no es solo un negocio: es un milagro madrileño que sigue vivo. La próxima vez que pasen por el Pasadizo, no miren solo las portadas, escuchen. Si aguzan el oído, quizá puedan escuchar los ecos de Diego Logroño vendiendo un pliego a un poeta hambriento o la risa furtiva de un noble escapando de su esposa.

¿Y ustedes, lectores, tienen alguna joya literaria que hayan rescatado de este rincón mágico? ¡Cuéntenos su propia anécdota de San Ginés!

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